Cuando somos jóvenes, lo único que nos suele quitar el sueño en cuestión de piel es el exceso de grasa y por qué aparecen los granos o las espinillas inesperadas, así como el acné y la forma de evitarlo. Pero, con el paso del tiempo, la textura de nuestra piel y del rostro cambia. Surgen nuevas preocupaciones e imperfecciones y debemos comenzar a echar mano de cremas antiedad para combatir la aparición de los signos del envejecimiento como son la flacidez, las líneas de expresión y las manchas en la cara.

Como este tipo de cremas tienen una fórmula distinta a la adecuada para las más jóvenes, también cambia su forma de uso y aplicación. Te contamos cómo hacerlo para sacar el máximo potencial a sus propiedades.

Cremas antiedad: sus ingredientes clave

Existen diferentes tipos de piel, al igual que cada persona tiene distintas preocupaciones y necesidades, por eso mismo la elección de la crema antiedad adecuada dependerá de estos factores. Sin embargo, sí que es cierto que hay algunos ingredientes clave que podemos encontrar de forma habitual en la formulación de las cremas antiedad como, por ejemplo, estos cinco:

  1. Retinoides: seguro que el retinol te resulta familiar. Estos derivados de la vitamina A contribuyen a la reducción de arrugas y líneas de expresión, favoreciendo la producción de colágeno y mejorando el aspecto de la piel.
  2. Ácido hialurónico: el ácido hialurónico ayuda a retener la humedad de la piel, algo que nos ayudará a combatir la sequedad en la piel y reducir la apariencia de los signos de la edad.
  3. Antioxidantes: hablamos de la vitamina C o la E, por ejemplo, que contribuyen a proteger la piel frente al daño causado por los radicales libres y otros agentes externos que provocan el fotoenvejecimiento de nuestro cutis.
  4. Péptidos: son cadenas cortas de aminoácidos que fomentan la producción de colágeno y elastina, ayudando así a mantener la tonicidad, firmeza y elasticidad de la piel.
  5. AHA y BHA: se refiere a los alfa hidroxiácidos y beta hidroxiácidos, exfoliantes químicos que promueven la eliminación de las células muertas de la piel mejorando visiblemente su textura.

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Javier Sánchez Mingorance / EyeEm

¿A qué edad debo empezar a utilizar las cremas antiedad?

Lo primero de todo es saber cuándo necesitamos realmente empezar a usar las cremas antiedad. Según los expertos, nunca es demasiado pronto para utilizar un tratamiento antiedad, aunque es a partir de los 30 cuando la piel comienza a perder elasticidad y colágeno de forma natural. ¿Sabes cómo combatir los signos de la edad tras los 30 años?

Los factores externos, como la contaminación, el sol, la alimentación, el estrés o la falta de sueño pueden acelerar el envejecimiento prematuro, por lo tanto, es momento de usar un tratamiento específico y de hacernos con una ayuda extra a través de los alimentos antiedad a nuestro alcance y de los mejores ejercicios antiarrugas para cara y cuello.

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Plume Creative

Cómo usar bien una crema contra los signos de la edad

Es fundamental hacer movimientos que luchen contra los efectos de la gravedad, porque la pérdida de elasticidad conlleva la caída del óvalo facial, sinónimo de mejillas caídas, mentón flácido y papada. Por eso, lo recomendable es aplicar una pequeña cantidad de crema en cinco puntos estratégicos del rostro –frente, nariz, barbilla y ambas mejillas–, cuello y escote. Extiéndela de forma ascendente e incidiendo en los surcos de las líneas de expresión y arrugas.

Sobre todo, recuerda “los productos del cuello los debemos aplicar en sentidos ascendente, hacia el mentón y las orejas. Los cosméticos en el rostro conviene que vayan de centro a exterior, en sentido ascendente también. La frente debe dirigirse siempre desde la línea de cejas hacia arriba en vertical”, explica Estefanía Nieto, directora técnica de la firma Omorovicza, como tip para favorecer la firmeza del rostro a la hora de aplicar sérums antiedad o cremas. Ojo, aunque quieras evitar las patas de gallo, no debes aplicar la crema en el contorno de ojos. Esta zona es más delicada y necesita otros cuidados y productos.

Existen accesorios y beauty gadgets que nos ayudan a reafirmar la piel mientras la tratamos con los productos adecuados. Mediante la tecnología de las microcorrientes, por ejemplo, se pueden estimular los músculos del rostro, tonificándolos y favoreciendo la producción de colágeno.

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Crédito: Foreo

Otros accesorios, como la piedra Gua Sha, también permiten realizar masajes con los que ejercitar los músculos, aportar luz a la piel y atenuar manchas y arrugas. Si, además, lo combinas con un rodillo de jade, los resultados antiedad se verán multiplicados.

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¿Cuándo se aplican las cremas antiedad?

Cada mañana después de la limpieza facial, usa un sérum antioxidante para preparar la piel y activar la producción de colágeno y, a continuación, aplica tu crema antiedad de día. De esta forma, sus nutrientes penetrarán en las capas más profundas de la piel y su efecto aguantará más horas. No te olvides del fotoprotector, fundamental. En este sentido, existen cremas solares antiarrugas y antiedad para tratar la piel mientras la proteges.

Por la noche, el proceso es similar pero con algunos matices. Una vez te hayas desmaquillado correctamente, utiliza una esencia facial para reparar el rostro desde el interior y fomentar la absorción del resto de productos. Después, aplica una loción hidratante de noche -efectivamente, existen diferencias entre las cremas hidratantes de día y las de noche- y, por último, tu crema antiedad reparadora. Así ayudarás a la regeneración celular nocturna y te levantarás con un rostro descansado y con las líneas de expresión atenuadas día tras día.

OMOROVICZA QUEEN Essence

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Una o dos veces a la semana, saca un ratito de autocuidado para aplicarte mascarillas antiedad para la cara. Se trata de un tratamiento que completa los efectos de los demás productos diarios y, además, te relajará durante unos minutos.