"El día en que tuve mi primera regla fue también el primer día en que me puse un corsé para la escoliosis". Elettra Wiedemann, hija de Isabella Rosellini y nieta de Ingrid Bergman, ha confesado en un texto para Refinery 29 cómo este hecho marcó su forma de ver los alimentos y la percepción de su propia imagen corporal. "Atrapada en mi nuevo cuerpo, mi relación con la comida cambió totalmente. Al principio, traté de luchar contra el volumen del corsé restringiendo enormemente lo que comía. Mis esfuerzos no dieron resultado así que hice todo lo contrario: comer todo lo que quería, sin pensar en si era equilibrado o ni siquiera si tenía hambre o no".

Ninguna de las dos opciones hicieron que Elettra se sintiera mejor: "Cada vez que me miraba al espejo, odiaba mi cuerpo. Me hacía sentir asco", asegura. Una vez se deshizo del corsé a los 17 años, Wiedemann comenzó a hacer ejercicio para fortalecer su debilitada espalda. Pero, de nuevo, ésto se convirtió en una obsesión: "podía llegar a hacer yoga múltiples veces al día, esforzándome cada vez más. Recuerdo sentir dolor, pero había aprendido a disociarlo hasta tal punto que no sentía el daño físico".

Entonces, Wiedemann fue contratada como modelo, aunque ella no dejaba de sentirse como un "fraude" en una profesión muy exigente con la imagen de sus trabajadores. Para compensar su inseguridades, comenzó a hacer todo tipo de deportes y de manera obsesiva: yoga, carreras de larga distancia, CrossFit... Incluso apuntarse a tres medios Ironman seguidos.

Fue en una de esas carreras cuando Elettra cambió su percepción: "Me di cuenta de que mi cuerpo había sobrevivido a meses de entrenamiento salvaje, falta de sueño y, probablemente, a una alimentación inadecuada. Aún así había sido capaz de ser fuerte y permitirme hacer las cosas que quería. Fue la primera vez en mi vida en que pensé en mi cuerpo en términos de lo que podía hacer, en lugar de en cómo se veía ante el espejo. Fue una sensación completamente liberadora".

A pesar de todo, la modelo asegura que aún tiene que luchar contra los pensamientos negativos sobre su cuerpo. "Todavía sigue siendo una lucha diaria. Pero ahora, cada vez que tengo un pensamiento crítico, me fuerzo a pensar también algo positivo. Ahora quiero hacer las paces conmigo y celebrar mi cuerpo por lo que es: un recipiente que me permite vivir, reírme y disfrutar mi vida como quiera y dónde quiera".