Los eventos solidarios de largo, en salones espectaculares y plagados de 'celebrities' no son algo exclusivo de la alta sociedad neoyorquina. En Barcelona, sin ir más lejos, se celebra la espectacular Gala Contra el Sida, un evento organizado por la prestigiosa Fundación Lucha contra el Sida para recaudar fondos que ayuden a terminar con la enfermedad.

A priori, uno puede pensar (yo lo hice) que un evento de este tipo tiene más de lucimiento personal de los asistentes que de ayuda real. Mi idea cambió radicalmente nada más empezar la gala, cuando se lanzó una cifra: 5 años. Eso es lo que la Fundación Lucha contra el Sida calcula que falta para descubrir una vacuna efectiva contra esta enfermedad. Pero, para ello, hace falta dinero. Y mucho. De modo que un evento destinado a recaudar fondos para este fin, sea como sea, no es asunto baladí. Y, por suerte, la cifra de dinero que se obtuvo al final de la ceremonia abre una rendija a la esperanza: 811.360€, entregados con uno de esos cheques gigantes que dan empaque a cualquier cantidad de dinero que se precie. Tras este evento, estamos un poco más cerca del final del sida, lo cual sin duda es una gran noticia.

Pero aparte de lo filantrópico de la gala, centrémonos en asuntos más mundanos: ¿cómo es vivir en primera persona un 'sarao' de estas dimensiones? Para una 'celebrity' común, todo comienza horas antes de la gala. Los patrocinadores de este tipo de eventos suelen poner a disposición de las estrellas invitadas un servicio de maquillaje y peluquería para preparar a los invitados. Yo, en calidad de infiltrada, no pensaba dejar escapar la oportunidad de hacerme pasar por una VIP y dejé que me peinaran para el evento... lo malo es que el resultado no fue exactamente el que esperaba. Juro que yo había pedido unas 'ondas suaves', a pesar de que el resultado obtenido fue el que se habría esperado tras decir 'escarola sobre la cabeza'.

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Pasado un rato y tras unos cuantos whatsapps de mofa de mis amigos y compañeros de trabajo, mi pelo volvió a su ser con, al fin, unas ondas suaves. Para el maquillaje, me trasladaron a una de las tiendas MAC de Barcelona y, ahora sí, mi aspecto parecía el de una auténtica 'celebrity' (salvo por la parte de la belleza intrínseca). La enseñanza del día: no me volveré a meter con una famosa por ir mal peinada. Quizás no sea su culpa, sino que simplemente se vio en una situación de la que no pudo salir a tiempo. Todos mis respetos.

Solucionado este pequeño escollo, llegó la hora de dirigirse hacia el evento, que se celebraba en un enclave privilegiado: el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Allí, la parte más visible de todo acto: el 'photocall'. Los anfitriones de la fiesta, Miguel Bosé y Belén Rueda, posaron pacientemente con todos y cada uno de los rostros conocidos que pasaron por delante de las cámaras. Un dato curioso: cuando desfilas ante los objetivos, hay una persona encargada de escribir tu nombre en una pizarra y mostrarlo a los fotógrafos, es por eso que los medios gráficos siempre son capaces de llamarte por tu nombre para que poses aunque nadie te conozca. Yo hasta entonces pensaba que tenían una memoria prodigiosa.

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Llegó el momento de comenzar la ceremonia: unas 700 personas se habían congregado en el museo para disfrutar de una cena solidaria. En las mesas contiguas, personajes como Aura Garrido, el Futbolista Puyol con la modelo Vanesa Lorenzo, el político Albert Rivera... El Fondo MAC de Lucha Contra el Sida, responsable de la iniciativa Viva Glam, y el Doctor Mario Stevenson, investigador del VIH/Sida, recibieron sendos premios por su labor para erradicar la enfermedad. La fiesta continuó tras los postres con actuación de Tricicle, copas y 'dj', como cualquier fiesta. Aunque no todas ellas sirven para acortar la brecha entre el sida y su curación.