La barra de labios es algo imprescindible para Annalisa Hackleman. El rojo es su color favorito, pero hay días en que prefiere un rosa suave o incluso un morado intenso. También le gusta teñirse el pelo de vez en cuando y ahora mismo luce un verde azulado con un ombré en color morado. Sin embargo, Hackleman asegura que su rutina de belleza es bastante sencilla: un lavado de cara, un poco de rímel, color en los labios y, de vez en cuando, un poco de bálsamo para su barba. "Me gusta arreglarme antes de salir de casa. Quiero ir guapa", nos comenta.

Lucir sin complejos el vello facial y asumir que así también se está guapa es inconcebible para muchas mujeres, pero no para Hackleman. Desde hace tres años esta representante de productos de belleza de Reno, Nevada, luce su barba con orgullo e incluso en 2015 llegó a participar en una competición de barbas: "Llevaba mucho tiempo queriendo ir al concurso, pero nunca me había atrevido a dejarme la barba lo suficientemente larga como para presentarme. Me lo pasé de miedo".

A pesar de que no son pocas las mujeres con vello facial, sí lo son aquellas a las que no les da reparo mostrarlo en público. Hackleman padece hirsutismo, un crecimiento excesivo de vello en zonas donde no suele crecer y que, en el caso de las mujeres, se localiza sobre el labio superior, la barbilla, el pecho, la espalda o el abdomen. Se calcula que afecta al 17% de la población femenina. Este vello aparece como consecuencia de una producción excesiva de andrógenos (hormonas sexuales masculinas, que todas las mujeres producen de forma natural) y constituye uno de los síntomas asociados al síndrome ovárico poliquístico (SOP). Hackleman lo padece.

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Desde que supo que su vello facial estaba provocado por el SOV, Alma Torres se ha dedicado a concienciar a otras mujeres sobre esta enfermedad

"Algunas mujeres de mi familia tienen bigote y utilizan diversos métodos para disimularlos", dice J.D. Samson, integrante del grupo musical MEN, y que, a consecuencia de sus altos niveles de andrógenos, también lleva bigote. Samson se ha convertido en una especie de icono para las mujeres que no quieren esconder su vello facial. "Antes lo disimulaba todo lo que podía, pero un día decidí seguir el consejo de mi madre y de mi hermana, que no tenía nada que ver con lo que la sociedad en la que vivimos te dicta, es decir, que lo que tienes que hacer es teñírtelo".

"Tenía la sensación de que todo el mundo hablaba de aquello. Incluso dejé de ir al instituto".

Todas las mujeres "tienen una serie de factores genéticos que determinan su cantidad de vello facial" explica el endocrino y profesor de la Universidad de St. Louis, George T. Griffing, precisando además que, por esta razón, algunos grupos étnicos tienden a tener más vello que otros. Las europeas de piel clara y las asiáticas de las zonas septentrionales del continente tienen menos vello terminal (el vello grueso, largo y oscuro que aparece en la zona púbica o en las axilas) mientras que las mujeres de la zona medio-oriental y meridional de Asia, las latinas y las de la zona mediterránea tienen más. En este sentido hay un refrán italiano que dice: "Barbuta de Donna, piaciuta del sempre" que se podría traducir como "Mujer barbada, mujer deseada".

Es un refrán muy bonito, pero no refleja la realidad. Si lo hiciera, las mujeres que padecen hirsutismo no evitarían exponerse en público porque se avergüenzan de su exceso de vello, como le ocurre al 68% de ellas, según un estudio publicado en el Journal of Psychosomatic Research.

Samson emplea la palabra "humillada" para expresar cómo se sentía cuando a los 15 años un muchacho de su instituto la puso en ridículo al decirle que debería teñirse el bigote. Y para la fotógrafa de 24 años, Alma Torres, vivir con vello facial como consecuencia del SOP siendo una adolescente "era como vivir en una depresión permanente". La primera vez que se lo quitó fue para ir al baile de graduación: "Me afeité las patillas porque las tenía largas y muy pobladas. Fue una mala idea. Volvieron a crecer más fuertes". Pero Torres pensaba que era una buena idea ocultarlas. Un día el orientador de su instituto habló con ella y le preguntó si algún compañero se metía con su vello facial. Fue entonces cuando se dio cuenta de que la gente no era ciega. "Después de aquello, nada fue lo mismo. Tenía la sensación de que todo el mundo hablaba de aquello. Incluso dejé de ir al instituto. Quería alejarme de todo el mundo".

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La gente me ha dado las gracias por salir al escenario con bigote", dice J.D. Samson

Torres dice que estuvo afeitándose de forma regular durante ocho años y que se pasaba horas y horas en el cuarto de baño hasta que lograba que su barba de tres días desapareciera. Se hizo varios piercings en la nariz y en los labios para que la gente dirigiera su mirada hacia allí y no se diera cuenta de lo irritada que le dejaba la piel la maquinilla de afeitar.

A los 13 años, Hackleman empezó a afeitarse tres o cuatro veces al día. "Mi marido hacía todo lo que podía para apoyarme, incluso me ayudaba a hacerme la cera, pero aquello no servía de nada. No quería salir de casa. No quería que nadie me viera. No íbamos ni a las reuniones familiares". Eso fue hace cinco años, durante los cuales, Hackleman vivió "un infierno tanto física como emocionalmente".

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La gente piensa que si una mujer lleva barba, el resto de su cuerpo debe ser como el de un hombre-lobo", dice Hackleman".

Hoy en día pensamos que la depilación es una consecuencia de la modernidad y vemos cómo las pieles suaves y sin vello inundan los anuncios, películas y, sí, el cine porno. Lo cierto es que las mujeres llevan luchando desde tiempos inmemoriales por eliminar el vello no deseado. En la Prehistoria las mujeres ya afilaban los bordes de las piedras para utilizarlas como cuchillas de afeitar o unían dos conchas como pinzas. En el antiguo Egipto, en Grecia o en el Imperio romano, las mujeres se solían depilar todo el cuerpo. En el Renacimiento hubo una verdadera revolución en los tratamientos para el cuidado facial y la depilación se hizo muy popular por entonces debido al interés que despertó el desnudo. Además del vello púbico, las mujeres empezaron a depilarse las piernas, las axilas y la zona del labio superior.

"Me gusta mi bigote y que la gente se sienta incómoda al verme. Creo que mucha gente se siente incómoda con la gente que se siente segura de sí misma".

Los estándares de belleza existían entonces como existen ahora, cuando las mujeres, con problemas de hirsutismo o no, se sientes presionadas por una sociedad que les recuerda constantemente que tienen demasiado vello. Según Hackelman, "hay una razón por la que la industria de la depilación factura millones y millones de dólares. Ganan esas cantidades convenciéndote de que tienes que depilarte".

La cuestión de género vuelve a estar en el centro del debate: debido a que los hombres tienen más vello facial que las mujeres, el vello facial se considera algo definitivamente masculino y, por lo tanto, no puede ser algo femenino.

Desde la Edad Media hasta el siglo XVII, se creyó que el pelo era una forma de deshacerse de las impurezas del cuerpo. Así que si una mujer tenía mucho vello, especialmente si tenía mucho vello facial, significaba que tenía un desequilibrio, no en su aspecto sino en su disposición, que la hacía muy varonil. Sus contemporáneos la consideraban una persona propensa a las discusiones y desagradable y, por tanto, si tenías mucho vello no se te consideraba un buen partido.

Ya en época de Darwin, en pleno siglo XIX, el pelo comenzó a asociarse con los ancestros más "primitivos" y, debido a que las marcadas diferencias entre sexos eran consideradas como una señal de la superioridad evolutiva, se permitió a los hombres llevar melena. Ese aspecto no ha cambiado a día de hoy.

Pero las mujeres como Hackleman, Torres y Samson, que han decidido desafiar las convenciones sociales, han demostrado que mostrar su vello facial no las hace menos femeninas. "Es triste que las mujeres se vean obligadas a eliminar su vello facial", comenta Samson. "Cuando estaba en la Universidad, en cierta ocasión hice una visita a una amiga. No me había decolorado el bigote desde hacía mucho y ella me dijo, 'te queda muy bien. Deberías dejártelo así'. Desde entonces, no he vuelto a pensar en decolorármelo. En líneas generales me siento muy cómoda como mujer, pero como un tipo diferente de mujer".

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Hackleman (izquierda) y Samson decidieron dejarse crecer el vello después de que un ser querido les demostrara su apoyo".

A Samson a veces la confunden con un chico joven, pero a ella no le importa. Lo único que no quiere es que la vean como una rebelde. "No me miro en el espejo y pienso `estoy haciendo esto como forma de protesta' aunque no puedo negar que haya algo de ello en mi decisión. Me gusta mi bigote y que la gente se sienta incómoda al verme. Creo que mucha gente se siente incómoda con la gente que se siente segura de sí misma".

En líneas generales me siento muy cómoda como mujer, pero como un tipo diferente de mujer

Harnaam Kaur es una británica de religión sij y una de las mujeres con barba más famosas en la actualidad. Kaur tiene casi 100,000 seguidores en Instagram e incluso ha llegado a desfilar en la Semana de la Moda de Londres. "Harnaam también padece SOP y se ha convertido en un referente para mí" dice Torres, que cuenta que cómo Kaur hizo que aceptara su propio vello facial. "Ha conseguido que muchas mujeres vean su barba como algo maravilloso".

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Torres se convirtió en fuente de inspiración para sí misma después de conocer a Kaur y de decidir dejar de afeitarse. Ese día se hizo un montón de fotos y las subió a sus redes sociales comentando cosas sobre el SOP. La avalancha de respuestas fue impresionante. "Nunca pensé que conseguiría tanto apoyo, fue una locura" comenta. "Gente de todo el mundo me preguntaba cómo lo había conseguido, cómo estaba tan feliz, por qué no me preocupaba lo que la gente pensara. Les contesté que aquello no lo había conseguido de un día para otro".

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Hackleman (izquierda) y Samson decidieron dejarse crecer el vello después de que un ser querido les demostrara su apoyo".

En los últimos años campañas como Hairy Awarey o We Can Face It han hecho hincapié en las causas y en las consecuencias del problema del vello facial entre las mujeres y las han animado a aceptarse tal y como son. Mujeres como Balpreet Kaur, otra mujer sij que ha decidido no hacer desaparecer su vello facial por razones religiosas (la religión sij ordena a sus acólitos que no se corten el pelo) o como la propia Adele que ha admitido que un cambio hormonal durante su embarazo hizo que le creciera la barba, "Me ha salido barba, y estoy muy orgullosa de ello", anunció a sus fans durante un concierto en Glasgow el año pasado. "La llamo Larry."

"Espero que los estándares de belleza de mujeres y hombres cambien algún día y que las mujeres tengan libertad para sentirse bien consigo mismas".

"Espero que los estándares de belleza de mujeres y hombres cambien algún día y que las mujeres tengan libertad para sentirse bien consigo mismas" dice Samson. "Tengo mucha suerte de tener a mi lado personas que me quieren por quién soy y que me encuentran guapa tanto con bigote como sin él".

Ese apoyo ha sido esencial para Hackleman y lo encontró en su marido. "Llegó un momento en el que me dijo '¿Sabes qué? Deja que crezca'. No necesitaba su permiso para hacerlo, pero sí que necesitaba que alguien me dijera que no me pasaba nada malo".

Muchos hombres no soportarían compartir su vida con una persona que exhibe una característica típicamente masculina. Para Hackleman, sin embargo, fue una manera de mejorar aún más su matrimonio. "No tiene nada que ver con el fetichismo. No es que a él le guste mi barba. Si me depilara el rostro le parecería igual de bien" comenta. "Pero sirvió para consolidar nuestra relación y para que yo no me pasara el día llorando".

Aunque parezca extraño, estas mujeres ganaron en autoestima cuando dejaron de preocuparse por no parecer guapas a la manera convencional. "Me gusta mi barba porque me siento cómoda con ella" dice Torres. "No me tengo que esconder detrás de un montón de piercings, no me tengo que esconder detrás de un color extravagante de pelo. Me siento bien tal y como soy".

Vía: Marie Claire US