"No estamos en contra de la operación bikini, al contrario, consideramos que es la tendencia de la sociedad actual y el deseo de luchar contra la obesidad siempre es positivo", aclara Rubén Bravo, portavoz del IMEO y especialista en nutrición. No obstante, "como profesionales de la salud, tenemos la obligación de advertir a la gente que tenga especial precaución con ciertos productos, dietas o prácticas adelgazantes, porque no todo lo que reluce es oro, y podemos pagar caras ciertas prácticas o productos, tanto en euros como en salud". Muchas veces el intento de perder peso en un tiempo récord nos expone a determinados riesgos: deficiencias de nutrientes y vitaminas, anemia, problemas de bajadas de azúcar e hipertensión, o un adicional aumento de peso debido al efecto yo-yo".

Así que no dejes que te confundan y aprende a adelgazar de una manera sana.

1. “El mejor momento para reducir la grasa es de noche”. No existe ninguna crema milagrosa que solucione el problema de la obesidad, ni de día, ni de noche. "Creer que aplicando un producto mientras dormimos nos hará despertar delgados, es desde mi opinión, una falsa esperanza o mejor dicho, un cuento de hadas", comenta Bravo. Las cremas reductoras y/o anticelulíticas nos ayudarán de forma limitada a mejorar el estado de la piel o a reducir volumen, siempre y cuando sigamos un plan nutricional y una actividad física específicas, por si solas estos remedios tienen un efecto muy limitado.

2. Las dietas de moda de las famosas: ¿sin carne o sin gluten? "El hecho que estrellas como Adele o Miley Cyrus han podido adelgazar --la primera con una dieta vegetariana y la segunda con una dieta sin gluten-- no significa que nosotros también lo haremos siguiendo su ejemplo, sobre todo si se pretende hacer sin ayuda profesional y a ciegas", apunta Bravo. En la sociedad actual en lo que se refiere a los secretos de belleza y trucos para adelgazar, nos encontramos ante una interesante paradoja: por cada persona famosa que consigue el cuerpo 10, hay un sinfín de imitadores que fracasan. En estos casos la fórmula "a imagen y semejanza" no funciona y más bien suena "a grandes logros, mayores fracasos".
Privarnos del gluten, esta proteína tan importante que se encuentra en el trigo, puede llevar a una deficiencia de nutrientes clave, especialmente vitaminas B, hierro, zinc y ácido fólico. Una dieta prolongada vegetariana también nos puede causar déficit de proteína y, como consecuencia, debilidad a nivel físico y mental, o disminución de la masa muscular“, advierte Bravo.

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3. Probar la dieta exprés del herbolario. Algunas tiendas de productos naturales se han apuntado a la "operación bikini" ofreciendo una dieta con un coste semanal bastante económico. Es otra falsa promesa, ya que "el precio por sí mismo no es garantía de resultado, ni de su efecto duradero", anota el especialista de IMEO y añade que "por un poco más tendremos un seguimiento en condiciones". En una semana podemos aspirar a bajar de forma equilibrada y saludable de 1 a 1,5 kilos, según el sexo; con una fuerte actividad física podemos llegar a un máximo de 2,5 kilos. Para una pérdida de peso mayor se necesita de más tiempo y un plan personalizado que combine dieta equilibrada y ejercicio físico regular, además de controles periódicos y seguimiento realizados por un especialista. “Lo que tenemos que tener en mente, es que los planes de pérdida de peso deben ser totalmente personalizados, y no basados en dietas multitudinarias o genéricas”, concreta.

4. Empacharse de ensaladas y sandía. En esta época del año, las ensaladas apetecen, pero no hay que basar nuestro menú exclusivamente en ellas para evitar riesgo de desnutrición, anemia o deficiencia de vitaminas; retirando o reduciendo en exceso las proteínas, bajaremos de peso, pero la gran mayoría será masa muscular en vez de grasa. No olvidemos que las ensaladas también pueden engordar, dependiendo de componentes, cantidad y cómo están aliñadas. Si utilizamos algún tipo de salsa o mayonesa, se dispara el aporte calórico. La sal puede dar problemas de hipertensión, si se utiliza en exceso. Es preferible la elaboración propia y el consumo de verdura fresca de bajo índice glucémico. Si se come fuera o se compra en envase, la salsa tiene que ir aparte. Hay que consultar los valores nutricionales por 100 gramos en el etiquetado y multiplicarlos por la cantidad total que se va a ingerir. "Si nos ponemos "a raja tabla", debemos vigilar que el aporte calórico nunca desciende bajo 1000 - 1200 Kcal diarias", indica Bravo. En este caso, también debemos ajustar la actividad física para evitar bajadas de tensión o azúcar.

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5. Agotarse a abdominales por un vientre playero. Hacer abdominales cada día durante dos meses para conseguir las tan cotizadas tableta de chocolate es otro disparate poco realista que algunos gimnasios "preescriben" a los que quieren deshacerse de la tan embarazosa barriga. Prometen que con 8 semanas de entrenamiento continuo, la tripa será sólo un mero recuerdo del pasado. “Muchas personas se equivocan en pensar que haciendo abdominales, reducirán la grasa acumulada en la zona de la barriga, más bien sería un ejercicio contraproducente que podría hasta acarrearnos problemas de salud", discrepa Ángel Nogueira, especialista en Actividad Deportiva IMEO. Primero habrá que quemar la grasa y luego trabajar los músculos. Cuando los kilos de más están concentrados en la barriga, precisan de un ejercicio mixto, aeróbico y anaeróbico moderado. Al subir cuestas, nadar o hacer un footing ligero al menos 30 minutos en la mayoría de los días de la semana, potenciamos la creación de masa muscular y facilitamos la quema de grasa visceral. Estos ejercicios se pueden complementar con una dieta antiinflamatoria que nos ayudaría a prevenir las enfermedades degenerativas y aliviaría el trabajo del páncreas, el intestino y el hígado graso.

6. Decantarse por los programas de fitness radicales. Cada vez están más de moda los campamentos de entrenamiento, o los programas de fitness radicales, donde al son de la agresividad verbal y los gritos, le tienen a uno durante cuatro horas al día, con la lengua fuera como si de un soldado de élite se tratara. “Mucho cuidado con el sobre entrenamiento, sobre todo en personas que no están acostumbradas al alto rendimiento deportivo, pues lo menos grave que podemos sufrir es un desmayo, y si tenemos obesidad, incluso un infarto. Con dedicar entre 50 y 90 minutos al día, alternando ejercicios de musculación con aeróbicos moderados, conseguiremos nuestros objetivos, sin necesidad de poner en peligro la salud. Si no tenemos costumbre de hacer deporte, las pautas y las exigencias en el rendimiento deberían marcarse de forma progresiva y ser adaptadas al sobrepeso del deportista en cuestión”, señala Ángel Nogueira, especialista en Actividad Deportiva del IMEO.

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7. Confundir la operación bikini con el shopping compulsivo. Pensar que cada vez nos queda menos tiempo para pasar la prueba del bañador, nos hace cometer errores con más facilidad y a mayor escala. "La compra compulsiva de productos milagrosos no es garantía para perder los kilos que nos sobran, es fundamental que un especialista nos guíe y aconseje en la tan amplia oferta del mercado. Mejor, tomárselo con calma y pensar que cada día que nos cuidamos es un día ganado, porque esto no es un maratón contrarreloj. "Si planificamos bien, nos dejamos guiar semanalmente por un especialista y somos constantes, llegaremos perfectamente a nuestro objetivo, sin tirar el dinero y asegurando tanto los kilos perdidos como unos niveles óptimos de salud”, recalca el especialista.

8. "La ropa también nos adelgaza". Es la operación bikini al revés que consiste en poner, en vez de quitar cierto tipo de ropa, sobre todo aquellos modelos de pantalones y fajas con ingredientes reductores, o zapatillas push-up que han lanzado las grandes marcas para que los dos principales activos del cuerpo femenino -delantera y trasero- se vean esculpidos a la perfección, creando un efecto de "levantado, recogido y redondo" que tanto gusta exhibir en el período vacacional. "Es cierto, hay algunas prendas que nos favorecen más que otras, incluso que nos pueden mejorar y ayudar a perder algo de volumen o tonificar algunas partes del cuerpo, pero a la hora de la verdad la báscula no miente", replica Bravo. Si queremos lucir tipito, lo mejor es acudir a un endocrino o nutricionista que nos elabore un plan personalizado que combine alimentación saludable y completarlo con ejercicio moderado de tres a cuatro veces a la semana. Es la fórmula que funciona, concluye el especialista. Si luego, a parte queremos utilizar prendas con ingredientes como la cafeína o Q10 para potenciar un efecto lipolítico superficial, adelante, pero sin autoengaños.