Hasta ahora no se sabía por qué la Bioestimulación facial, regeneración con PRP (plasma rico en factores de crecimiento), procedente de una muestra de sangre de la paciente, funcionaba en unas personas y en otras no tenía efecto. Pues bien, un año y medio de estudio y 480 voluntarios testados después han dado la respuesta. Resulta que cada ser humano tenemos un número de plaquetas, entre 150.000 y 400.000 es lo normal. Y es tan malo tener pocas como tener muchas. “Cuando la cantidad de plaquetas es baja hay pocos factores de crecimiento y las células no se enteran de que las estás estimulando, y cuándo hay muchos FC las células se saturan y tampoco responden”, explica la cirujana Gema Pérez de Sevilla. Entonces, ¿cuál es la concentración adecuada de plaquetas para que las células respondan? Pues resulta que cada persona, e incluso cada tejido –piel, hueso, córnea, cartílago- requiere un concentración distinta. Y aquí está el avance: “ahora la muestra de sangre obtenida de una extracción en la consulta se envía a unos laboratorios externos y especializados en biotecnología, que averiguan la concentración óptima de plaquetas para cada persona”, revela la experta.

Un protocolo nuevo: La muestra se somete a contaje y selección mediante microscopios especiales, y a varios centrífugados y shocks térmicos en la máquina Termoshock –sistema de calor-frío- que hacen que las plaquetas degranulen –que salga el FC fuera de las plaquetas-, y así se selecciona solo el FC puro, desechando todo el detritus –restos de membrana celular y ostros deshechos-.  A las 24 horas este concentrado puro de FC está disponible en la consulta para ser infiltrado en la piel de la paciente con mayor garantía de éxito. “Es conveniente infiltrar –mediante microinyecciones-, en dermis profunda e hipodermis, la muestra antes de la primera semana de haberla extraído y cuánto menos manipulada esté mejor”, advierte la cirujana, que asegura que este implante autólogo ahora es tres veces más potente que el PRP convencional. Mejora la calidad de la piel, cierra los poros, activa la microcirculación, trata arrugas, cicatrices y depresiones cutáneas, y provoca la formación de colágeno y elastina nuevos –fundamentales para la juventud cutánea-.
Sesiones: Ahora se recomienda una sesión al año, antes los resultados no perduraban más de tres meses.
Precio: se ha encarecido algo, ahora son 1.000 € (antes eran 600 €, pero se necesitaban tres sesiones al año).
¿Para quién? A partir de los 35 años para mejorar el tono y la calidad de la piel, la luminosidad y la uniformidad cutáneas. Y desde los 45 años para mejorar arrugas y líneas de expresión, cicatrices de acné y firmeza.
Dónde: IML (Madrid, tel. 91702 46 27, www.iml.es) tiene la exclusividad a nivel europeo de este tratamiento durante 6 meses, después se hará extensiva a otras clínicas médico estéticas y dermatológicas.