Aunque la fotodepilación haya llegado a nuestras vidas hace relativamente poco, ya nos hemos familiarizado con los centros que, en unas cuantas sesiones, hacen realidad el sueño de no pocas mujeres: que el vello desaparezca (casi) para siempre. La clave de la fotodepilación es quemar el folículo piloso para que el vello no salga, y funciona mejor en el vello muy oscuro y pieles claras.

La desventaja de este método es que, además de obligarte a acudir con cierta regularidad y bastante tiempo (puede llegar a dos años hasta que terminas), cada sesión en el centro de estética se lleva un dinerito. Si quieres una opción más económica, puedes elegir la fotodepilación en casa, con máquinas que han aparecido (y se han perfeccionado) los últimos tres o cuatro años.

Lo primero que debes tener en cuenta es que ninguna técnica de fotodepilación acaba total y definitivamente con el vello. Lo segundo, que conviene que consultes con tu dermatólogo el estado de tu piel y su tipo para que te indique la opción depilatoria que más te conviene antes de que tomes decisiones precipitadas.

Como su nombre indica, la fotodepilación es un método que utiliza la luz para eliminar el vello. Existen dos tipos de fotodepilación: láser y luz pulsada intensa. Aunque utilizan un procedimiento similar, poseen algunas diferencias. Todas emiten un haz que es absorbido por la melanina de cada pelo y que lo debilita a través del calor que desprende.

La técnica del láser emite luz a una única longitud de onda (un solo color) y en línea recta, lo que la hace más precisa pero también más dolorosa y menos apta para las pieles más oscuras. La luz pulsada, sin embargo, emite luz a varias longitudes de onda que circulan por la superficie cutánea y en todas direcciones, siendo menos precisa pero también más adaptable a todos los tipos de piel y de vello.

Todas las máquinas incluyen un sensor que te indicará si la piel está en buenas condiciones para ser depilada. Para elegir un modelo u otro, debes fijarte en el tipo de lámpara que llevan ya que, cuando se gasten, deben reemplazarse. Hay máquinas que permite su recambio y otras no; debes ver cuál te compensa más económicamente. Lee bien las instrucciones porque hay máquinas que no permiten ser usadas en el vello facial.