Te planteamos un 'examen de conciencia' de 9 preguntas y te aconsejamos en caso de error:

1. ¿Cara o cuerpo? primero, es imprescindible elegir qué tipo de exfoliante usar. Un exfoliante para cuerpo puede irritar la cara debido al gran tamaño de sus gránulos. Y, por el contrario, uno de cara será insuficiente para eliminar las células muertas del cuerpo.

2. ¿Qué tipo de piel tienes? dentro de los exfoliantes faciales existe una amplia gama en función del tipo de piel: seca, mixta o grasa. Y normal o sensible. Es importante elegir el adecuado para no dañar la piel.

3. ¿Cada cuánto lo haces? las pieles sensibles deben exfoliarse una vez cada 15 días, las normales una 1 vez por semana y las grasas entre 1 y 2. 

4. ¿Cuándo lo haces? la mañana es el mejor momento para realizarse una exfoliación, ya que por la noche hay un crecimiento celular y, por tanto, más células muertas. 

5. ¿Sabes sus beneficios extra? además de tonificar, iluminar, oxigenar y mejorar el tono, permite que el bronceado sea más uniforme y que las cremas o tratamientos penetren mejor. 

6. ¿Qué pasos sigues? es importante empezar humedeciendo la piel, puede usarse un jabón facial. Coge una avellana de producto y comienza a aplicártelo con movimientos circulares empezando por la nariz, mejillas, frente, barbilla y cuello. Por último, retira el producto con agua tibia y enjuágate con agua fría para cerrar los poros y tonificar. 

7. ¿Cuánto tiempo lo haces? se aconseja realizar un masaje de unos 30 segundos y nunca superar los 60. 

8. ¿Frotas? los microgránulos que poseen los geles exfoliantes son suficiente para eliminar las células muertas y arrastrar la suciedad de la piel. Si frotamos, sólo conseguiremos irritar la piel y lacerar de manera microscópica las capas más superficiales de la piel y permitir la entrada de bacterias. 

9. ¿Hidratas la piel al terminar? acabar con una buena hidratación es fundamental para nutrir la piel después de la exfoliación. Usa aceite o crema, la textura que más te agrade.