Kelsey Wells, responsable del blog My Sweat Life, tiene una figura envidiable, en parte gracias al método de entrenamiento de Kayla Itsines, el cual lleva siguiendo desde que dio a luz hace casi dos años. "Cuando empecé con el entrenamiento, hacía ocho semanas que había dado a luz y pesaba 65 kilos"—Kelsey mide 1,70 metros—. "Antes del embarazo pesaba unos 58 y, basándome en nada concreto y sólo por mi deformada percepción, decidí que tenía que bajar hasta los 55 para entrar en mis vaqueros más estrechos. Tras unos meses entrenando y dando el pecho, conseguí llegar a esa cifra".

Pero Kelsey siguió entrenando, y entonces pasó algo que no esperaba: "Desde aquello, he ganado ¡8 kilos! El otro día rompí aquellos vaqueros estrechos intentando ponérmelos", asegura. Pero el caso es que Wells no ha engordado exactamente, sino que está más en forma que nunca: "Si me midiera de la manera en que lo hacía antes y de acuerdo con los absurdos estándares existentes, se podría decir que he fracasado estrepitosamente", cuenta. "Pero, por suerte, he aprendido a medir mi progreso en los términos que importan: fuerza, habilidad, resistencia, salud y FELICIDAD".

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En la imagen que la bloguera colgó en Instagram, puede apreciarse claramente su progreso a pesar del aumento de peso. Su recomendación para las mujeres que hagan deporte: "Haced fotos de antes y después. Valorad aspectos como cuántas flexiones podéis hacer… Y, si podéis, medid vuestro porcentaje de grasa corporal. Sólo hay 2 kilos de diferencia entre mi primera foto y la última, pero mi composición corporal ha cambiado por completo. Nunca he estado más sana que ahora".

Con todo esto, Wells quiere concienciar a las mujeres que viven pegadas a la báscula. "Tenéis que dejar de pensar que vuestro peso es correlativo a vuestro progreso. Y, por dios, dejad de permitir que el peso que marca la báscula afecte de alguna manera a vuestra autoestima".