¿Adicta al picoteo?
Hacer cinco comidas sanas al día es recomendable, pasarse el día picoteando no. Sobre todo porque puede ser una forma de calmar el estrés, el aburrimiento, los nervios o las penas. ¿Lo primero? Descubrir por qué lo hacemos. ¿Lo segundo? Aprender a desengancharnos de la nevera.
¿Por qué picoteas?
Lo que los psicólogos califican como “hambre emocional” suele ser la principal causa del picoteo descontrolado. Tanto, que hay personas que no llegan realmente a hacer las comidas principales o comen muy poco en ellas, pero se pasan el día entero “pellizcando” trocitos de comida. Lo malo es que estos tentempiés constantes suelen ser gominolas, caramelos, dulces, frutos secos, patatas fritas, pan, refrescos… El problema se presenta cuando, consciente o inconscientemente, esos alimentos llenan un vacío que nunca se calma.
¿Cuántas comidas haces?
¿Tomas los tentempiés normales o picas en exceso? Los nutricionistas recomiendan hacer unas cinco comidas diarias para mantener el hambre y nos niveles de glucosa a raya. Más o menos cada tres o cuatro horas. Pero si haces más ingestas aún, sin dejar pasar siquiera una hora entre una y otra, entonces están picando en exceso e ingiriendo demasiadas calorías. Si además tienes sobrepeso o nunca consigues bajar esos dos o tres kilos que te sobran, aquí tienes la causa. De hecho, es muy común que la gente que pica mucho durante el día luego coma muy poco en las comidas principales y esté mal alimentada.
Del picoteo a la compulsión
Aunque hay personas más tendentes al picoteo que otras, el verdadero problema se presenta cuando éste va acompañado de un comportamiento compulsivo. No es lo mismo picar un par de bombones que comerse la caja entera. Y si encima lo hacemos de forma habitual, sin disfrutar siquiera de lo que comemos y luego tenemos sensación de culpa, se hace necesaria la visita a un médico, dietista o coach nutricional, como Itziar Digón, de centro Tacha. Lo más importante es descubrir qué nos lleva a recurrir constantemente a la comida como compensación.
Stop
¿Por qué en lugar de salir a correr, corremos a la nevera? Primero, por pura comodidad, porque es lo que tenemos más a mano y además porque comer estimula todos los sentidos y produce una recompensa muy rápida. Pero hay muchas otras cosas que también te la pueden proporcionar. Otras veces comemos ante cualquier problema o situación que nos altera porque así lo hemos aprendido desde la infancia, cuando nuestra madre nos daba un caramelo o un dulce cuando llorábamos. Simplemente, párate a pensar por qué coges algo de comer en cuanto sientes alguna emoción extraña.
¿Picoteo o bulimia?
No hay que confundirlos, ya que el segundo es un trastorno alimentario de origen nervioso que lleva a ingerir grandes cantidades de alimentos en poco tiempo y, muchas veces, a vomitarlos después. Pero si tienes dudas o realmente tienes que hacer muchos esfuerzos por no comerte toda la caja de galletas o bombones, lo mejor es que acudas a un experto que pueda hacerte un buen diagnóstico.
Soluciones y trucos
Como decíamos, el primer paso para acabar con el hábito del picoteo es pararse antes de abrir una bolsa de patatas fritas, relajarse y pensar si realmente tienes ganas de comer y qué emoción te ha llevado a ello. Practicar yoga, tai chi o cualquier deporte, aprender técnicas de relajación, pasear al aire libre, actividades que nos aportarán más calma durante el día es una de las mejores soluciones. Otra técnica sencilla es pararse antes de comer, contar hasta 30 y pensar en algo agradable y completamente diferente. Seguramente después ya no sentirás ganas de comer. Otro truco, que proviene de una investigación realizada en la Universidad de Birmingham, es masticar cada bocado 30 veces antes de tragarlo, gesto que parece tener un potente efecto en el apetito durante todo el día.
Si picas, pica sano
Si puedes evitar picar algo de vez en cuando, al menos intenta disfrutarlo y que se trate de alimentos sanos y poco calóricos. Para evitar los snacks y refrescos en el trabajo, llévate fruta, galletas integrales, frutos secos al natural, yogures, sobrecitos de té verde y stevia para endulzar. En casa, que en tu nevera no falten frutas y verduras (hazte smoothies), fiambre bajo en grasa, pan integral, barritas de cereales… todo lo más sano y natural posible. Y el último truco: ponerte un horario para comer y picar, como mínimo, con tres horas de diferencia.
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