¿Quieres comer realmente sano? ¿Te gustaría potenciar al máximo tu salud y tu energía? Además de famosas como Demi Moore o Madonna, cada vez son más los que se apuntan a la corriente alimenticia más natural: comer sólo alimentos crudos. Una experta nos explica en qué consiste este tipo de dieta.
Qué es ser crudívoro
“Ser crudívoro hace referencia a comer los alimentos crudos, sin especificar si se incluyen o no alimentos de origen animal (carne, pescado)”, nos explica Irene Bueno, Coach en Salud experta en nutrición y fitness, chef crudivegana, responsable de Raw Vegan Spain y crudívora convencida. “Ser crudivegano es comer todo crudo de procedencia vegetal, excluyendo alimentos de origen animal (incluidas leche, huevo y miel)”, dice. “El término vegano también implica otros aspectos de la vida como no participar en espectáculos con animales, no utilizar prendas de cuero o lana, no utilizar productos de cosmética testados en animales, etc.”, añade. Psst. Como explica esta coach, “se considera crudo a todo alimento que no ha sido calentado por encima de 41º C, que es la temperatura a la que cocina el sol. Y no por casualidad, ya que se trata de la temperatura a partir de la cual peligra nuestra vida (por ejemplo cuando tenemos fiebre)”.
No es una moda
“Comer crudo no es una moda, ni una dieta... aunque mucha gente lo tome así”, dice Irene Bueno. “Es nuestra alimentación original, biológica, fisiológica... para la que estamos diseñados y la que nuestras células entienden”, dice. “Aunque nuestro paladar a veces no lo comprenda, porque hay que reeducarlo para reconocer los sabores naturales”. Además de eso, como dice la experta, “para muchas personas es una ideología, una forma de vida, una filosofía para intentar vivir de la forma más respetuosa posible, aceptando el gran regalo que es poder construir el cuerpo que habitamos a través de los alimentos vivos”. Irene Bueno habla desde su propia experiencia, ya que a pesar de ser vegetariana de nacimiento, no consiguió solucionar sus problemas de salud (alergia crónica, fatiga, artrosis de cadera, problemas de piel, hipotiroidismo, 2 ó 3 gripes al año, etc.) hasta hacerse crudívora.
¿Crudo y vegetariano?
¿Qué tiene en común comer crudo con ser vegetariano? “Bajo mi punto de vista -dice Irene Bueno-, el vegetarianismo real y original es en realidad crudo-vegetarianismo, es decir, la base de la pirámide de un vegetariano debería ser revisada y sustituida por una buena cantidad de alimentos vegetales crudos y de paso eliminamos supuestos alimentos vegetarianos como el azúcar, la sal, los huevos, los lácteos, el gluten, la soja, los fritos, los refinados, los industriales... que son de todo, menos naturales y saludables”.
Muy saludable
¿Es seguro para la salud ser crudívoro? “Sí, en el reino vegetal se encuentran absolutamente todos los nutrientes que nuestro organismo necesita y que no puede sintetizar. Cuando además consumimos estos alimentos en su estado crudo nos aportan todavía más nutrientes, ya que no se han destruido, perdido o transformado por la acción del calor. Por eso los animales no tienen las carencias y enfermedades derivadas de la mala alimentación que tenemos nosotros”, dice. Según esta experta, biológica y fisiológicamente somos frugívoros, “ni carnívoros, ni hervíboros, ni omnívoros... nuestro aparato digestivo e incluso nuestro ADN tiene más en común con los simios (frugívoros) que con cualquier otra especie animal”. “Nuestra alimentación debería ser, por lo menos, parecida a la suya”, dice. “En la naturaleza no hay hornos, ni microondas, ni vitrocerámicas... somos el único animal del planeta que destruye el alimento que nos regala la naturaleza, cocinándolo...”, añade.
Ética y sostenibilidad
Esta experta señala tres razones de peso para ser crudívoro: salud, ética y sostenibilidad. “Salud porque esta alimentación tiene la capacidad de aumentar nuestra energía y mejorar/revertir muchas enfermedades. Ética porque es una alimentación basada en Ahimsa, el principio de no violencia, compasiva con el resto de seres con los que compartimos el planeta ya que no se consumen animales. Y sostenibilidad porque se necesitan muchos menos recursos para ‘fabricar’ comida crudo-vegetariana que industrial, cocinada o alimentos de origen animal (agua, superficie de bosques talados, energía...); si buena parte de la población se alimentara así habría un reparto equitativo de recursos y, por tanto, de alimentos para todos los habitantes del planeta”. Estos son los principios en los que se basa el Hotel Rural Vegetariano y Crudivegano La Fuente del Gato, del que también es gerente Irene Bueno.
Muchos beneficios
Entre los beneficios que conlleva una alimentación en crudo la experta señala un aumento de la energía, rejuvenecimiento, mejora de la piel, pelo y aspecto en general, eliminación de toxinas, regulación del peso, rehidratación del organismo, aumento de la oxigenación, regulación del ph (debe estar ligeramente alcalino) y mejora de los síntomas de algunas enfermedades. Respecto a las enfermedades, según Irene Bueno muchas de ellas “se revierten fácilmente y en poco tiempo comiendo crudo o predominantemente crudo (como alergias, dermatitis, obesidad, diabetes, cáncer, enfermedades autoinmunes, fatiga crónica, fibromialgia, sqm, ehs, crohn, artrosis, osteoporosis); es sencillo, rápido, divertido, rico y económico”. “Es una alimentación alcalina (no acidifica nuestro ph sanguíneo), por lo que evita descalcificación ósea por resorción (proceso que el organismo pone en marcha cuando está acidificado por exceso de proteína, productos refinados, industriales, etc., todos acidificantes)”, dice. “También evita las enfermedades que necesitan un medio ácido y sin oxígeno para desarrollarse, como el cáncer”, añade.
Dieta antiaging
Como nos explica Irene Bueno, la crudívora es una alimentación que no produce leucocitosis digestiva, una reacción de nuestro sistema inmunológico sólo ante el alimento cocinado, porque no lo reconoce y se pone en alerta, gastando energía que podría dedicar a nuestro metabolismo en hacer digestiones pesadas. “Esto nos hace envejecer de forma prematura, enfermar con facilidad y sentirnos cansados y fatigados a menudo después de comer, además de intoxicarnos con las transformaciones químicas nocivas que se producen al someter al alimento a más de 41º”, explica.
En qué se basa
Como nos explica la coach, esta alimentación se basa en el higienismo, “en acercarnos de nuevo a la naturaleza de la que tanto nos hemos separado, en lograr la alimentación que nuestras células necesitan y no en sucumbir al producto ‘comestible’ al que hemos acostumbrado a nuestro paladar”. “Es una alimentación rica en fibra, agua, vitaminas, minerales, azúcares simples, aminoácidos, otros nutrientes que tal vez ni conocemos y toda la energía sutil del sol que ha madurado al alimento”. Como explica la experta, la pirámide nutricional crudivegana estaría compuesta sobre todo de frutas, bastante hoja verde y otros alimentos más densos consumidos con moderación como las semillas y los frutos secos. Estos últimos deben estar “activados” para que su digestión sea más ligera (remojados en agua toda una noche y después escurridos para que pierdan inhibidores enzimáticos, antinutrientes y transformen las grasas, hidratos y proteínas en sustancias más fácilmente asimilables como ácidos grasos, azúcares simples y aminoácidos). “Hay muchas líneas distintas de crudiveganismo, algunos consumen algas, liofilizados (superalimentos como la espirulina o la maca), productos exóticos como el cacao, el coco, frutas tropicales... yo apuesto por una alimentación local, ecológica y de temporada“, dice.
La elaboración
¿Cómo se preparan los alimentos en crudo? Como explica la nutricionista, hay muchos tipos de elaboraciones. “Desde lo más sencillo, que puede ser coger una fruta y comerla a bocados, a distintos tipos de cortes que nos ayudan a presentar los platos y ensaladas (triturados o picaditos que parecen arroz o cuscús, en daditos, en tiras, en rodajas para hacer tapas y canapés, en láminas para formar capas de una lasagna, en forma de espirales... se pueden sacar hasta espaguettis de un simple calabacín)”, dice. “Otras opciones muy interesantes son los licuados y batidos, que nos permiten asimilar los nutrientes rápidamente y dedicar toda nuestra energía para depurar el organismo (como el caso de los licuados) o bien introducir en el cuerpo grandes cantidades de alimento sin tener que pasar horas masticando y con sabores más agradables (como el caso de los batidos de fruta o los verdes)”. “A partir de ahí nos podemos ‘complicar’ mucho con otras preparaciones gourmet como los deshidratados, macerados, germinados... pero esto no es imprescindible sino opcional”, añade. Psst. En la web de Irene Bueno puedes informarte sobre los talleres de nutrición y cocina crudo vegetariana e incluso contratar su catering crudivegano.
¿Suplementos?
Siguiendo una dieta cruda ¿es necesario tomar suplementos alimenticios para no perjudicar la salud? “Depende de la persona, de dónde viva y la calidad del alimento al que tiene acceso, de su estado de salud, su alimentación anterior y, sobre todo, de lo limpio que tenga el intestino y su capacidad de absorción•”, dice la coach. “Hay casos en los que, mientras el organismo va recuperando la salud, se hace necesario suplementarse para que las carencias no nos hagan más daño mientras nos vamos desintoxicando”. “En realidad no es necesario ningún suplemento, está todo en la naturaleza, no vamos a ser nunca más inteligentes que ella e inventar cosas mejores y aisladas de las que nos ofrece dentro de los alimentos”, explica. “Tampoco hay que olvidar que la alimentación no lo es todo, es imprescindible alimentarnos por otras vías, como tomar el sol, respirar aire puro, practicar ejercicio, practicar el ayuno, descansar adecuadamente y cuidar nuestras emociones y relaciones con otras personas”, añade.
Alimentos de origen animal
¿Están permitidos dentro de una alimentación crudívora alimentos de origen animal, como pescado, carne o huevos? “Hay muchos tipos de crudívoros y de crudiveganos -dice Irene Bueno-, a mí personalmente no me gustan las etiquetas ni las reglas de ‘esto se permite, esto no se permite’”, dice". “Considero que ha de ser uno mismo el que se permita comer una cosa u otra, siempre en coherencia con su salud y su filosofía de vida”. “La mayoría de crudívoros y crudiveganos no consumen ningún alimento de origen animal, sobre todo porque nuestro aparato digestivo y nuestro sistema inmune no están preparados para las bacterias que se pueden llegar a formar en un alimento de origen animal en crudo (por eso se cocinan, porque crudos están en proceso de putrefacción y resultan indigestos y peligrosos)”, explica.
¿Se puede cocinar en crudo?
¡Sí!, dice la experta. “Hay procesos, como calentar a 41º que permiten (sobre todo a aquellas personas que vivan en climas menos cálidos) tomar una sopa o una crema cruda pero templadita”, dice. “Otras opciones de cocinado en crudo para ablandar algunos alimentos más rígidos (como las alcachofas, las coles, etc.) son el deshidratado, que es un secado con aire caliente a 41º, igual que se deshidratan los tomates al sol, y también el macerado (con ácidos como el vinagre o el limón)”, añade. Psst. Crucina, en Madrid (Divino Pastor, 30) es un restaurante crudivegano o de ‘cocina sin fogones’ en el que puedes probar platos deliciosos preparados por debajo de los 41º, sin colesterol, azúcar procesada de ningún tipo, gluten, huevos ni lácteos, preparados artesanalmente con técnicas innovadoras.
Menú 100x100 crudo
Aquí tienes un menú 100x100 crudo diseñado por Irene Bueno.
Desayuno. Licuado depurativo de zanahoria, manzana y apio. Media mañana. Natillas de mango (2 mangos batidos con un poquito de canela), papaya o caqui, frutas de temporada. Medio día. Ensalada de espinaca, canónigo, nueces, naranja, kiwi y vinagreta de frambuesa (frambuesa, aceite de oliva, limón y menta). Merienda. Batido de plátano y manzana con algarroba (o cacao puro en polvo) + dátiles en trocitos. Cena. Ensalada de lechuga hoja de roble, rúcula, espaguetis de calabacín, tomate Cherry y salsa de aguacate triturado con albahaca, pepino y lima. Psst. La coach recomienda que todos estos alimentos sean de procedencia ecológica, “que tienen más nutrientes y así nos evitamos la ingesta de herbicidas, plaguicidas, pesticidas y fomentamos el comercio de los pequeños agricultores locales”. Según Irene Bueno “la mayoría de crudiveganos puristas que llevan tiempo comiendo así acaban por reducir sus comidas a 2 ó 3 al día. Sin embargo, al principio hace falta comer más veces y mucha cantidad hasta recuperar la capacidad de absorción”.
Las sombras de ojos que arrasarán este verano
La base de maquillaje que utiliza María Pombo
Autobronceadores: cómo usarlos bien
Ríndete al retinol de alta eficacia