Dejar que la piel respire

Si nuestro cutis produce demasiado sebo o nosotras mismas lo obstruimos con productos muy untuosos, acabará por asfixiarse. Y, en consecuencia, los poros se dilatarán. Por eso es tan importante  «purificar la piel con una triple limpieza: leche, gel espumoso y tónico, por la mañana y por la noche», aconseja la ‘beauty hunter’ Claudia di Paolo (www.claudiadipaoloshop.com). Lo ideal es aclarar primero con agua caliente y después fría.

Ingredientes ‘mágicos’

Las fórmulas que contienen ácido salicílico mantienen los poros limpios de grasa y bacterias. Otros activos 
recomendables son los retinoides (derivados de la vitamina A), ya que «disuelven la suciedad y favorecen la renovación de la piel», tal y como explica el doctor Moisés Amselem (tel. 915 21 17 71), experto en medicina estética.

Efecto ‘arrastre’

«Los jabones tipo ‘scrub’ se llevan los restos de queratina y el tapón córneo pigmentado que se forma dentro del poro», explica el dermatólogo Ignacio Sánchez-Carpintero, de la Clínica Derma-tológica Internacional de Madrid (tel. 914 44 97 97). A nivel médico, según el doctor Amselem, «podemos recurrir  a la microdermoabrasión, que pule la piel con una punta de diamante».
 
Tecnología punta

La Luz Pulsada Intensa (IPL) es «un arma muy eficaz para cerrar los poros, a la vez que elimina manchas y rojeces 
e ilumina. Otra posibilidad es la luz LED azul, que inhibe el crecimiento de las bacterias», indica el doctor Amselem. También contamos, según Sánchez-Carpintero, «con láseres como el CORe,  capaz de mejorar la calidad general  de la piel y reducir las arrugas finas».  

Cuidados a medida

«Los cosméticos más adecuados para este tipo de cutis son los que tienen textura de sérum o las cremas fluidas con un alto poder hidratante, mejor que las fórmulas muy nutritivas. Dos o tres veces por semana hay que complementar estos cuidados con exfoliantes y mascarillas que contengan caolín, arcilla blanca, bentoína o dióxido de titanio, unos excelentes purificantes», dice Di Paolo.
El plan ‘b’

Con los poros más rebeldes sólo cabe una solución: tratar de camuflarlos. «Lo mejor es comenzar con una prebase, para crear una capa uniforme, y aplicar después el fondo de maquillaje, partiendo del centro del rostro hacia el exterior», señala el ‘make-up artist’ Pedro Cedeño. También podemos recurrir a un corrector fluido en las zonas más ‘conflictivas’, como los pómulos.
La edad cuenta
«A medida que envejecemos, el cutis pierde elasticidad y aparece la flacidez. Esto hace que los poros se hagan mucho más grandes y ovalados», describe el doctor Martin Kägi, dermatólogo asesor de Kiehl’s. La solución pasa por utilizar a diario una crema que refuerce la estructura interna de la piel, con ingredientes como el extracto de levadura microfiltrado, que estimula la síntesis de colágeno, y el aceite esencial de geranio, que frena su deterioro.