Hoy día se apuesta por realizar una manicura lo menos agresiva posible. Y eso supone evitar cortar la cutícula, a menos que sea estrictamente necesario. “Actúa como protección natural del nacimiento de la uña. Y cortarla en exceso puede producir infecciones, inflamación, padrastros y un aumento de su crecimiento, que es justo lo que queremos evitar”, explica Paz Torralba, propietaria del centro de belleza The Beauty Concept (www.thebeautyconcept.com).

La recomendación de esta experta es “hidratar y nutrir la cutícula y la uña, preferiblemente por la noche, con un producto específico, ya sea en crema o aceite, para evitar que ésta se endurezca. Con esto conseguimos su ablandamiento para poder empujarla suavemente hacia atrás –con un palito de naranja, por ejemplo-, de manera que la uña quede limpia sin dañar su nacimiento”.