Te voy a recomendar la Dieta Compensatoria de la reputada nutricionista Dra. Montse Folch (Barcelona, tel. 933 93 31 28). “Se debe realizar el día después de habernos pasado con la comida y nunca prolongarla más de tres días”, aconseja la experta.

Desayuno: Fruta variada –elegir o mezclar melón, piña, fresas, kiwi y sandía-. Y una infusión de té verde sin azúcar –aumenta el gasto energético en un 4%-.

Media mañana: Infusión de té verde, cola de caballo o diente de león sin azúcar –plantas diuréticas, desintoxicantes y laxantes- o zumo de tomate.

Comida: Caldo depurativo. Ingredientes: 4 puerros, 2 nabos, un trozo de apio y 1 cebolla. Elaboración: trocear las verduras y rehogarlas con un poco de aceite de oliva. Añadir un litro de agua y hervir hasta que todos los ingredientes estén casi deshechos. Aderezar con sal moderadamente.

Merienda: Fruta variada –melón, piña, fresas, kiwi y sandía-.

Cena: Caldo depurativo.

Y ahí van algunos trucos saludables:

El aliño de toda la vida. Adereza los platos con la vinagreta de siempre -evitando la sal-, te supondrá 45 kcal y si sustituyes el vinagre por limón, soja, mostaza o yogur desnatado serán 15 Kcal. Los dosificadores en spray te ayudan a controlar la cantidad de aceite que echas. Que sea de oliva y no consumas más de 2 ó 3 cucharadas soperas al día.

Alcachofas y espárragos para bajar tripa. La alcachofa es un desintoxicante hepático y renal, facilita la eliminación de líquidos y la digestión de grasas. Y los espárragos estimulan el riñón facilitando la eliminación de líquidos y toxinas, y combaten el estreñimiento. Puedes tomar estas verduras a la plancha, hervidas, asadas, en revuelto o conserva, y preferiblemente por la noche para levantarte desinflada.

El pan, integral y fuera de las comidas. Aporta fibra y con menos calorías sacia más. Lo idóneo es tomarlo sin grasas innecesarias –mantequilla o margarina-. En su lugar, se puede acompañar de tomate natural y fiambres magros –pavo, jamón York y jamón serrano-, y reservarlo para el desayuno o la merienda.

Los vegetales, crudos y despacito. Así aportan mayor cantidad de vitaminas y minerales, ya que muchos de ellos se pierden en la cocción. Al estómago le cuesta más trabajo digerirlos y, por tanto, se gasta más energía –calorías- en la digestión. Eso sí, es importante comerlos despacio para que no produzcan gases.

Entre horas, frutos secos. Son ricos en vitaminas, calcio, fósforo, ácidos grasos esenciales y son buenos para el corazón, los vasos sanguíneos, los huesos, y para combatir el colesterol. Escoge los menos calóricos y tómalos con moderación. “Evita las pasas y el coco. Son preferibles las nueces, las almendras y las avellanas. Y toma de 2 a 4 unidades, a media mañana o en la merienda.