Diez trucos para no engordar en Navidad
En Navidades no solo se resiente nuestro bolsillo también nuestra figura, y es que la gastronomía es una de las protagonistas indiscutibles de estas fechas. Predominan las comidas copiosas y los platos con altos contenidos en grasa, proteína y azúcar. Los kilos de más, las digestiones pesadas, los subidones de colesterol y ácido úrico, e incluso las migrañas parecen estar garantizadas. ¿Qué puedes hacer? Te lo contamos.
Marisco sin concha de aperitivo
“Está demostrado que los mariscos o moluscos con cocha –ostras y vieira- tienen mayor cantidad de colesterol y purinas que, al penetrar en nuestro organismo, se metabolizan en ácido úrico”, asegura Electa Navarrete, coordinadora del área de Medicina Estética y Nutrición de las Clínicas Eternal Beauty Clinic (www.eternalbeutyclinic.com). Decántate por los langostinos y las gambas, y evita acompañarlos de salsas, pero no sufras, algunos estudios apuntan que el marisco contiene esteroles marinos que dificultan la absorción del colesterol en el intestino, y además el marisco aporta yodo, potasio, magnesio y hierro.
Cremas y sopas
Limita el consumo de aquellas cremas y caldos que veas espesos, ya que suelen estar muy concentrados y contener mucha grasa de ternera, cordero, cerdo o piel de pollo. Además, suelen estar preparadas con crema de leche, nata o yemas de huevo. La sopa de verduras, rica en vitaminas y minerales, es una opción saludable, también la de pollo -sin piel-, y los caldos preparados con zanahoria, apio, patatas, puerros, cardo e hinojo, porque poseen virtudes depurativas y ayudan a reequilibrar el funcionamiento normal de la vesícula biliar.
Pescado antes que carne
La proteína que aporta el pescado es equiparable a la de la carne, con la ventaja de que la grasa de éste es insaturada y tiene menos colesterol. Además, el pescado aporta ácidos grasos Omega 3, vitaminas A y D y yodo. Un pescado muy consumido en Navidad es el besugo, que contiene poca grasa, mucho fósforo, potasio y vitamina B3. Hay que moderar las raciones pero no temer su consumo. “Si es posible, que sea blanco. Los pescados azules, como el atún rojo y el salmón, contienen mayor cantidad de grasa por lo que su ingesta abundante puede fomentar el acúmulo de grasa localizada”, advierte la Dra. Navarrete.
La carne, mejor sin piel
Estos días los protagonistas son el cordero y el cochinillo, platos grasos que suelen ir servidos con calóricas guarniciones. ¿Qué puedes hacer? Elimina la grasa visible y la piel de la carne. Y ten cuenta que el cerdo ibérico tiene menos grasa que la carne de vaca y cordero, aporta ácido graso oleico, similar al del aceite de oliva, lo que le convierte en cardiosaludable; no rechaces su consumo. El pavo y las aves, en general, son carnes menos grasas e indigestas, pero no caigas en la tentación de saborear su piel por más crujiente que esté.
Vegetales de guarnición
Siempre que te sea posible ingiere alimentos más ligeros como los vegetales -excelentes como guarnición-, ya que aportan fibra que ayuda a eliminar las toxinas y calorías procedentes de los alimentos más grasos. Destaca la alcachofa por ser un buen drenante hepático y compensar el exceso de consumo de grasas y alcohol. Y evita los vegetales con alto IG (índice glucémico), como el maíz, el tomate, la berenjena, los espárragos y las judías verdes, que producen subidones de insulina en sangre, que se convierten en grasa acumulada.
Fruta de postre
En lugar de turrón, polvorones o peladillas, toma fruta de postre para compensar los excesos de la comida. Es un postre excelente que aporta fibra, sacia, tiene propiedades laxantes y elimina toxinas y calorías. Eso sí, evita las frutas ricas en azúcares como el plátano o las uvas, mejor opta por la piña, la papaya, y el kiwi que contienen papaína, bromelina y actinidina, enzimas que favorecen la digestión de las proteínas y tienen efecto laxante.
Salsas
No abuses de los condimentos, especias, salsas fuertes y picantes, ya que irritan la mucosa gástrica y aumentan la acidez. Lo idóneo es que aceptes solo las salsas más ligeras, elaboradas con yogur, tomate, hierbas aromáticas o aliños con limón. Y, sobre todo, no mojes pan en la salsa. “Normalmente con el consumo de salsas viene acompañada una ingesta mayor de pan”, recuerda la Dra. Navarrete. Si no puedes resistir la tentación es preferible que el pan sea integral.
Bebidas
Si puedes evita el alcohol en el aperitivo –sobre todo el vermut y la sidra que son muy calóricos- y sustitúyelo por zumos naturales –como el de tomate-. Pero, si vas a consumir alcohol, decántate por los blancos y secos –vino blanco y champagne-. Son menos calóricos, “tienen menos azúcar y afectan poco al hígado”, asegura la Dra. Navarrete. Y tomados en cantidades moderadas aumentan la secreción gástrica y estimulan la digestión. Algo más: evita las bebidas gaseosas durante la comida, ya que la combinación de éstas junto con la grasa es altamente indigesta.
Cura detox
El día después te vendrá bien una alimentación altamente depurativa y diurética –a base de caldo vegetal, de zanahoria, apio, patatas, puerros, cardo e hinojo, fruta y yogur-. Ten en cuenta que necesitas desintoxicar tu organismo para optimizar su funcionamiento, y tu vesícula biliar e hígado se merecen un descanso; dales vacaciones también a ellos.
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