Más allá del P.V.P., la tasa más alta a pagar es la que aparece pasadas una semanas en tu pelo. En mi caso, a pesar de que me apasionan los tintes fantasía, he pagado con creces tanto arco iris capilar.
Por suerte todo tiene solución y la cosa no es tan dramática, pero antes de dar el paso, debes saber un par de cosas como por ejemplo, a qué color va a cambiar el tono que has elegido (porque sí, TODOS CAMBIAN) o qué hacer cuando surja la temida deshidratación. Eso… y que no tengas miedo a un corte de vez en cuando. Al fin y al cabo, el pelo crece y cambiar de look te abre un nuevo abanico de posibilidades para experimentar. De largo a lob con un sinfín de nuevas formas para trabajarlo y probar, al mismo tiempo que lo saneas de golpe. Todo color tiene una cara B y tienes que conocerlo igual que la bonita cara A, ese canto de sirena que está tiñendo al mundo de colores.
El secreto detrás del color
Prácticamente todos los tintes fantasía cambian con los lavados. El pigmento principal pierde intensidad, se oxida y varía a otra de las tonalidades de la gama. En eso se basan estos tintes: en la mezcla de colores. Por ejemplo, los azules e índigos intensos no suelen terminar en azul pastel como cabría pensar. Sí lo hacen tras un par de lavados, pero pasadas las semanas, el color azul siempre suele terminar en verde.
Y si lo que quieres es mantener más tiempo un azul pálido en tu pelo, elige un morado intenso. La intensidad del púrpura te durará bastante menos que el azul que deseas. Ese morado apenas vibrará 3 lavados. Pasado ese tiempo, aparecerá el azul. Comprobado:
(Mi lavanda inicial)
¿Y qué pasa con los rojos temporales? Pues que pasadas las semanas y los lavados, aparecerá como por arte de magia el temido anaranjado.
Los rosas y 'peaches' tienen muchos pros: son suaves, delicados, naif y se van rápidamente. Y esto último es precisamente su mayor contra: su carácter efímero. Aquellas que quieren conservarlo durante más tiempo, necesitan un mantenimiento con más constancia que otros colores.
Por norma general, cada color actúa de una forma diferente en cada pelo. En los tonos más rubios o decolorados, la permanencia está prácticamente asegurada. Los tonos oscuros lo tienen más complicado y el efecto, que se quedará en un reflejo luminoso, se perderá mucho antes.
Hidratación y deshidratación
Es fácil de entender: cuanto más decolorado y coloreado artificialmente está el cabello, más rápido se deshidrata. Pierde su carácter natural y necesita "beber agua" constantemente.
Y con beber agua no nos referimos a lavarlo cada dos por tres, sino a tratarlo como se merece. Es decir, a hidratarlo con productos específicos, ricos en ingredientes con propiedades extra nutrientes, con más frecuencia.
Caroline Greyl, relevo generacional de Leonor, nos recomienda utilizar productos que devuelvan la suavidad que se pierde tras la deshidratación , que restauren el brillo, sobre todo en medios y puntas y que ayuden a evitar la irritación y descamación que pueda producirse por los componentes de los colores.
En esta línea, el champú de miel de la firma en el lavado (23,60 €) y un tratamiento pre-lavado con el aceite (L'Huile de Leonor Greyl, 32,10 €) a modo de mascarilla en medios y puntas, dejando reposar unos 20 minutos con calor, pueden ayudar a recuperar todo el terreno perdido.
Otro tip: utiliza mascarillas reparadoras como acondicionador en vez de utilizarlas una vez a la semana, como lo hacías antes. Y si aún quieres hidratar más en el momento del peinado, utiliza tu mascarilla como producto de styling para definir el acabado. ¡Trucos de experto!
Pero cuando hay poco más que hacer y tu pelo ha virado a un terrible verde neón que no te deja dormir por las noches, el corte comienza a bailar en tu cabeza. Cuando te tiñes de fantasía debes asumir esa letra pequeña y saber que un corte será tu salvador pasadas las semanas. Aunque no lo quieras, tu pelo llegará a ese punto de textura "paja" que todo el mundo odia. Y en este punto no nos queda otra que recomendarte que asumas cuanto antes el momento en el que te encuentras. Pero no lo asumas sin más, hazlo de forma optimista. Piénsalo: ¡estás a punto de cambiar de look! ¡Eso es emocionante! Puedes probar con nuevos peinados, vivir ese momento de despertarte por la mañana y verte diferente y sentirte bien con tu nuevo corte y tu nuevo rostro. Así que, ¿por qué no? En mi caso, los azules, rosas y púrpuras terminaron en un verde que se agarraron a la fibra capilar como a un clavo ardiendo. Lo resolví fácil: con un fresco LOB en Maison Eduardo Sánchez.
¿La parte positiva de los tonos fantasía? Son divertidos y aunque varían, es emocionante ver tu pelo en colores poco habituales. Y mejor aún sabiendo que son temporales y no estarán ahí por los siglos de los siglos. Más tarde o más temprano, se irán.
El mundo de los unicornios es bonito pero complicado. Pero como dijo Mary J.Blidge: no more drama!
(vía GIPHY)