"Lo más indicado para minimizar la pérdida de fibra, vitaminas y nutrientes es aprovechar las capas y hojas exteriores de frutas, verduras y hortalizas", según Alejandro Cánovas, nutricionista del hotel Barceló Montecastillo. Además, "cuando pelas algunas frutas y hortalizas, estás tirando nutrientes que combaten enfermedades y mantienen el cuerpo y la piel funcionando adecuadamente. La piel de frutas y verduras nos ayuda a mantener una microbiótica intestinal y un sistema inmunitario fuerte", advierte.

La gran duda: ¿qué demonios le echan a la fruta para que brille tanto en la estantería de los supermercados? Esta es precisamente la razón por la que muchas personas la pelan.

Se trata de una cera –una grasa comestible- que las preserva de la deshidratación y las hace más atractivas para el consumidor. El problema es cuándo a esta cera se le añaden, además, fungicidas para controlar la aparición de moho. "Muchas personas se plantean si es seguro comer la cáscara de alimentos que han estado expuestos directamente a químicos y a pesticidas. Sin embargo este miedo es infundado, ya que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) señala que ingerir frutas peladas o con piel no es una cuestión relativa a la seguridad alimentaria, pues si se realiza una correcta manipulación del producto, tanto las ceras como los fungicidas son seguros y aptos para el consumidor", asegura el experto.

De todas formas, siempre hay que limpiar las frutas antes de comerlas, con abundante agua y si es posible con un desinfectante alimenticio. Y es recomendable optar por las frutas, verduras y hortalizas cultivadas de manera ecológica para evitar la a acumulación de posibles gérmenes, pesticidas e impurezas.

Cuestión de piel

Además de los más comunes, como la manzana, pera o incluso el pepino, existen alimentos cuyas pieles nunca sospecharías beneficiosas, como el kiwi, la naranja, la mandarina, la berenjena o la patata.

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Manzana: la manzana siempre se ha considerado como un alimento adecuado para conservar una salud de acero. Ya conoces el dicho: one apple a day keeps the doctor away. Pues bien, su piel, al igual que la de la ciruela, contiene ácido ursólico, una sustancia que consigue un correcto crecimiento de los músculos y evita su desgaste. Aviso para deportistas. "Además es un potente activador del colágeno, por lo que evita que el paso del tiempo haga mella en nuestro cabello y piel. Y controla los niveles de colesterol y glucosa en sangre", explica el doctor Cánovas. Otra sustancia presente en la piel de la manzana es la pectina, "un hidrato de carbono complejo que ralentiza la absorción de azúcares refinados y grasas, y crece en el estómago actuando como una especie de fibra hidrosoluble, con lo que nos da sensación de saciedad", según el Dr. Cánovas.

Pera: "Su piel es especialmente rica en pectina por lo que ayuda a disminuir la cantidad de grasa corporal y aumentar el de masa muscular, aporta un efecto saciante, ayuda a prevenir el estreñimiento y unos niveles altos de colesterol y triglicéridos, además de a mejorar la intolerancia a la glucosa", apunta el nutricionista. Por otro lado, es rica en magnesio, un mineral que ayuda a mantener un buen funcionamiento intestinal. Y también en agua, por lo que ayuda a depurar nuestro organismo y a eliminar las toxinas que se han ido acumulando en él.

Uva: El resveratrol es una potente enzima que se encuentra en la piel sobre todo de la uva negra. Entre sus beneficios: ayuda a disminuir los niveles de colesterol en sangre y a combatir el efecto de los radicales libres causantes del envejecimiento prematuro de las células.

Mandarina: "Según un estudio llevado a cabo por científicos de la Escuela de Farmacia de Leicester (Reino Unido), su cáscara contiene un compuesto (llamado Salvestrol Q40) eficaz para combatir distintos tipos de cáncer", apunta el doctor. La piel de la mandarina también ayuda a eliminar el plomo, el cadmio y el mercurio del organismo. Para utilizarla, tritura la cáscara con un poco de jugo de la misma fruta.

Naranja: La cáscara de esta fruta aporta fitonutrientes y flavonoides en mayores cantidades que la propia pulpa de la naranja. "Es especialmente recomendable a la hora de disfrutar de una buena digestión, gracias a sus propiedades antiinflamatorias. Ayuda a reducir las molestias causadas por gases, diarrea y malas digestiones. Y es rica en antioxidantes naturales como la vitamina C, ideales para combatir los radicales libres. Para utilizarla, tritura la cáscara con un poco de jugo de la misma fruta", según el Dr. Cánovas.

Kiwi: "Según una investigación publicada en Food Chemistry la piel del kiwi tiene un alto contenido en alta y delta tocoferol (dos variedades de la vitamina E), dos antioxidantes que luchan contra el envejecimiento celular, la anemia y las enfermedades cardíacas", revela el experto. Aunque a priori pueda parecer desagrable consumirla, simplemente se trata de una capa muy fina de piel. Hay que lavarla muy bien para eliminar los pelos que la recubren y tratar de comerla entera.

Pepino: La cáscara del pepino es rica en fibra insoluble, un tipo de fibra que barre tu tracto digestivo como una escoba. Así ayuda a aliviar el estreñimiento y mantenerte regular en tus visitas al baño. "También tiene un alto contenido en vitamina K, que ayuda a activar las proteínas que tu cuerpo necesita para mantener saludables los huesos, evitar los coágulos de sangre y favorecer el crecimiento celular. Y es una gran fuente de betacaroteno beneficioso para la salud ocular", asegura Cánovas. Consúmelo a rodajas conservando su piel, para que te sea más fácil.

Berenjena: Su piel contiene un fitonutriente llamado Nasunina, un potente antioxidante que ayuda reparar el daño celular. "Además la cáscara de berenjena cruda es uno de los ingredientes que se utilizan en la fabricación de fármacos para bajar los niveles de colesterol en sangre", revela el doctor. Las ensaladas con cáscara de berenjena son una buena opción o prepararlas al horno con su piel.

Patata: Su piel contiene un 20 % de vitaminas (del complejo B y C), minerales como el potasio, fósforo, magnesio, zinc y hierro, además de mucha fibra. "Mantiene los niveles de glucosa y colesterol en sangre a raya, aumenta la sensación de saciedad, regula el tránsito intestinal, contribuye a la reparación celular, y estimula la segregación de serotonina y dopamina, dos tipos de hormonas que regulan los estados de ánimo", asegura el Dr. Cánovas. Se puede consumir cocida, al vapor o al horno con su piel.