Es más común de lo que parece y no eres la única que está harta de tener unas uñas débiles. Su aspecto no es el que quieres por más que eches endurecedores, bases vitaminadas o las dejes respirar durante el verano.

Muchas veces, al igual que ocurre con la calidad del pelo, su respuesta es genética. Pero en otras ocasiones estamos cometemos alguno (o varios) de estos diez errores...

  1. Las expones mucho y directamente al agua: también a productos químicos o chocan permanentemente permanente con objetos que favorecen su rotura. Esto pasa al fregar sin guantes, limpiar con jabones que irritan o trabajar sin protegerse las manos.
  2. Las llevas demasiado largas: cuanto mayor sea el largo de la uña, más probabilidades tendrá de engancharse o pillarse. Y cuidado, puede causar heridas en el dedo bastante dolorosas. Lleva un largo prudente, que sea estético y difícil de romperse.
    Usa endurecedores con gelatina o tioaminoácidos para aumentar la producción de queratina
  3. No usas endurecedor: no es que sea obligatorio en todos los casos, pero sí 'si tienes las uñas blandas, mejor que contenga gelatina o tioaminoácidos para estimular la producción de queratina', apuntan los expertos de La Roche Posay.
  4. Te faltan algunas vitaminas: como la A,B,C... Y algunos minerales y aminoácidos azufrados. ¿Cómo conseguirlos? Aumentando la cantidad de grasas vegetales sobre todo.
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  5. Abusas de los esmaltes permanentes: si no son de muy buena calidad, se emplea una técnica mala para retirarlos o productos excesivamente baratos, se quitarán capas de uña de más, haciéndolas más débiles.
  6. Tienes bajas las defensas: el aspecto anormal de tus uñas pueden estar indicándote algo, sal de dudas haciéndote una analítica. ¿Has tomado nota?