Se trata de hacer una dieta de 2.200 calorías, la mitad procedentes de alimentos de origen animal y la otra mitad de alimentos de origen vegetal. Exactamente, se consumen un 33% de proteínas, un 25% de carbohidratos y un 42% de grasas –monoinsaturadas y polinsaturadas-. Las proteínas tienen que ser magras, procedentes del consumo de carnes magras de vacuno, cerdo, aves, huevos, conejo, cabrito, carnes de caza, pescados y mariscos. Los hidratos de carbono tienen que ser de bajo IG (índice glúcemico) –no provocan subidas de insulina, que a la larga se traducen en grasa acumulada-, procedentes de frutas y verduras. Y las grasas provienen de frutos secos y semillas, y aceites sanos –de oliva, aguacate y semilla de lino-. Hay que tomar cantidades iguales de grasas Omega 3 y Omega 6 –se consigue consumiendo, sobre todo, salmón, caballa, arenque, fletán, aceite de semillas de lino, hígado, carne de caza, pollos de corral, huevos enriquecidos con Omega 3, nueces, verduras de hoja verde y cápsulas de aceite de pescado-.También hay que consumir alimentos de elevado contenido en potasio y bajo contenido en sodio –sal-. Se debe beber con moderación bebidas gaseosas, café, té y vino. Y hay que evitar el consumo de productos lácteos, cereales, legumbres, verduras feculentas, alimentos que contienen sal, carnes grasas, bebidas azucaradas, dulces, los azúcares refinados y los alimentos procesados.