¿A qué se deben los antojos? ¿Se debe evitar el pescado durante los nueve meses? ¿Y la carne cruda, está permitida? ¿Se puede tomar cerveza sin alcohol? La directora médica de Clínicas Eva, Isabel Santillán, nos aclara las dudas más frecuentes.
Felicidad responsable
“El embarazo es una de las épocas más felices de la mujer que desea traer un niño al mundo, pero también un proceso largo, de gran responsabilidad, en el que la futura mamá tiene que extremar las precauciones en cuanto a su salud”, dice La directora médica de Clínicas Eva.
Comer por dos
Seguro que tu abuela te habrá dicho alguna vez que en el embarazo hay que comer por dos, pero, como aclara Santillán, esto no es cierto. “Sí necesitas cuidarte por dos, y la alimentación es una de esas cuestiones de vital importancia, cuyo cuidado se pasa por alto a causa de los llamados antojos y por culpa de las terribles nauseas”, dice.
Los antojos
Vamos a derribarte un gran mito, ya que, como dice Eva Santillán, “los antojos existen, no son caprichos de la gestante, y se deben a varios factores”. Según nos explica la Directora Médica de clínicas Eva, “durante el embarazo se produce una importante modificación de los niveles hormonales, de neurotransmisores y de endorfinas que influyen en el apetito”. “Dentro de estos factores destaca el lactógeno placentario, que es una hormona producida sólo durante el embarazo, que modifica el metabolismo de la mujer para proporcionar los nutrientes necesarios al bebé”, explica. “Por otra parte, añade la ginecóloga, se modifican el olfato y el gusto. En concreto, el olfato se vuelve más sensible por la secreción de mayor cantidad de una proteína llamada olfactomedina”.
Las náuseas
Sobre las naúseas, la doctora aclara que las antiguas hipótesis de que éstas se producían porque existía un componente psicológico de rechazo al embarazo han sido totalmente refutadas. “Este molesto síntoma se debe a la gonadotropina corionica humana (HCG), que es otra hormona que se produce en el embarazo y que estimula el centro del vómito”, dice. Asimismo, explica la especialista, “parece que también influyen las mayores concentraciones de estrógenos y progesterona durante el embarazo, así como que el déficit de magnesio podría jugar un papel. Cada vez se le está dando más importancia a la leptina, molécula que influye en la saciedad y en el apetito y está condicionada genéticamente”.
Uff, el primer trimestre
¿Qué hacer cuándo el primer trimestre se convierte en “un pequeño infierno cotidiano”? “La presencia de nauseas y vómitos es frecuente en el embarazo y afecta al 70-85% de las mujeres”, dice Santillana. “Cuando las náuseas y los vómitos son excesivos ocasionan una enfermedad (hiperemesis gravídica), que puede llegar a ser muy grave. Sin embargo, la hiperemesis gravídica sólo afecta a 0,3-2,3% de las embarazadas”, aclara. En la mayoría de los casos, según Santillán, las náuseas y vómitos se pueden paliar con comidas frecuentes y ligeras, ricas en proteínas e hidratos de carbono pero bajas en grasas. “Los frutos secos son ricos en magnesio y resultan especialmente beneficiosos”, apunta. “Lo más importante en estos casos es asegurar una adecuada hidratación y se recomienda la mayor cantidad posible de bebidas isotónicas. Si esto no es suficiente, la combinación de un antihistamínico (doxilamina) con vitamina B (piridoxina) pueden ayudar”, continúa. Pero si esto no es suficiente, “la administración de otros fármacos se debe individualizar, ya que su inocuidad no está comprobada y pueden tener efectos negativos sobre el bebé. Si existe grave riesgo de deshidratación de la mujer es necesario ingreso hospitalario para la rehidratación intravenosa y la administración de vitaminas”, subraya.
Carne sí o no y en qué estado
Como explica Santillana, durante el desarrollo fetal se produce la mayor velocidad de crecimiento del ser humano. “Por ello es fundamental un adecuado aporte de proteínas, vitaminas y oligoelementos. Los requerimientos proteícos durante el embarazo aumentan un 12% y la principal fuente de proteínas para el ser humano son la carne y el pescado”, explica. Por ello, según esta experta, “la carne es absolutamente fundamental, posee los 20 aminoácidos esenciales, hierro y vitamina B12, una combinación muy difícil de encontrar en otros alimentos, por lo que no se debe sustituir”. “Además el hierro que posee, hemínico, se absorbe mucho mejor (15-20%) que el de origen vegetal (2-5%). El huevo, por ejemplo posee hierro no hemínico, pero tiene gran cantidad de vitaminas liposolubles y de luteína que también son necesarias para el desarrollo del feto”, continúa. “Sin embargo, el toxoplasma y la listeria son parásitos que se adquieren por el consumo de carne cruda y que se destruyen con el calor. Estos parásitos pueden producir grandes malformaciones fetales. Muchas formas de toxoplasma se eliminan por la congelación, pero algunas son resistentes, por eso se aconseja que toda la carne esté cocinada. El embutido si es cocinado sí se puede tomar”, concluye.
¿Y el pescado?
“El pescado azul, sí, congelado, de pequeño tamaño y en raciones discretas”, dice Santillana. “Desgraciadamente, debido a la contaminación de los mares, los peces cada vez contienen mayor cantidad de metales pesados como el mercurio así como otros contaminantes. Estos metales se acumulan sobre todo en la grasa, por eso los pescados azules y sobre todo los grandes túnidos son los que más mercurio acumulan porque han estado expuestos durante más tiempo. El mercurio es un potente tóxico para el sistema nervioso central, tanto para los adultos como para los fetos. Los fetos son especialmente sensibles por estar en desarrollo. En el adulto es responsable de una enfermedad denominada el heretismo mescurial.
Alimentación equilibrada
La experta destaca la importancia de una alimentación equilibrada, rica en hidratos complejos y grasas insaturadas y polisaturadas. “El Omega 3 del pescado azul lo hallaremos también en el aguacate, que además nos aporta fibra y regeneración celular. Otro elemento importante en la dieta, el zinc, estimulador del sistema inmunitario y partícipe de los procesos de crecimiento y desarrollo se encuentra también en el pavo, las espinacas y el arroz integral. Es decir, la alimentación de la embarazada debe ser completa y equilibrada, con gran cantidad de frutas y verduras además de carne y pescado”, apunta.
Hidratos y grasas
Los hidratos de carbono y las grasas, dice Santillana, son necesarias y no se pueden eliminar completamente aunque exista sobrepeso. “Los hidratos de carbono es recomendable que sean complejos, es decir, como los de las legumbres y hortalizas. Sin embargo, un exceso de hidratos de carbono conduce a un aumento excesivo de peso y puede favorecer el desarrollo de diabetes gestacional en mujeres predispuestas. No obstante, el desarrollo de la diabetes gestacional es multifactorial y en muchos casos es independiente de la dieta que haya ingerido la madre”. En cuanto a las grasas, la experta afirma que son necesarias, “pero es recomendable que sea en forma de ácidos grasos insaturados y polinsaturados como los del aceite de oliva y el pescado azul”. “Además algunas vitaminas como la A, D y E son liposolubles y se ingieren en alimentos con grasa. Sin embargo, el exceso de grasas en la dieta además de aumentar excesivamente el peso, puede tener efectos negativos en el hígado y en otros órganos”, añade.
A vueltas con los suplementos
“Durante el embarazo también están aumentados los requerimientos de hierro y ácido fólico”, dice la doctora. Isabel Santillán asegura que, “teóricamente, con una dieta adecuada y si los depósitos están bien antes del embarazo, no sería necesario dar suplementos”. “En la práctica lo que ocurre, explica, es que como no podemos estar seguros de que la dieta sea perfecta y muchas veces desconocemos los depósitos de la mujer cuando se queda embarazada, damos suplementos de forma sistemática”. Respecto al ácido fólico además, “el 50% de la población tiene déficit de una enzima que transforma el ácido fólico en su forma activa que es al ácido folínico”, dice. “Este es fundamental en el desarrollo del tubo neural y la formación de la columna vertebral, pero también influye en la coagulación y en la fertilidad. Por esto, yo recomiendo suplementar directamente con la forma activa, es decir, ácido folínico”, concluye.
Cerveza sin alcohol, sí
Como dice Santillana, “el alcohol se debe evitar en el embarazo ya que pasa a la placentaria con facilidad”. Pero, según esta experta, la cerveza sin alcohol posee mínimas cantidades de alcohol, pero también lúpulo y muchas vitaminas del grupo B, por lo que ingerida de forma puntual no supone ningún problema para el feto.
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