Sigue las directrices de Raquel Nogués, nutricionista de The Doctors (www.thedoctors.es) y lo tendrás más fácil.

Sin lactosa
La leche, tanto entera como desnatada, puede provocar una distensión abdominal. Pásate a las fórmulas de soja, avena, arroz o espelta. Lo notarás en seguida.

Adiós ensaladas
Aunque siempre apetecen en verano, evítalas por la noche porque te llenan de gases. Mucho mejor las verduras cocidas o en puré. Son más digestivas.

Cocina sencilla
No te compliques con guisos muy complejos. Si preparas los alimentos al horno, al grill, a la plancha, al vapor o a la papillote, conseguirás reducir calorías.

Hidratación
Consume dos litros diarios de agua e infusiones diuréticas como cola de caballo, diente de león, hojas de olivo, eneldo, perejil o achicoria. Y si no puedes evitar tomarte una caña, pídela con gaseosa, que no tiene azúcares añadidos.

Alimentos antirretención
Apunta: piña, melón, pera, arándanos, apio, perejil, cilantro, limón, cebolla, puerro, espárragos, alcachofas y tomates desintoxican el hígado, estimulan el riñón, facilitan la eliminación de líquidos y la digestión.

Picoteo light
En vez de lanzarte a las patatas fritas, los boquerones en vinagre, las aceitunas, los berberechos, los mejillones y las gambas sólo tienen 200 calorías por ración.

Comer despacio
Y por último, mastica la comida lentamente porque tardas 20 minutos en tener sensación de saciedad. Además, masticar mucho ayuda a tener digestiones más ligeras.