Primero, no humedecerlos constantemente. Aunque no nos damos cuenta, cuando tenemos los labios secos o agrietados instintivamente tendemos a pasar la lengua y agravamos el problema.

Segundo, exfoliarlos de vez en cuando para liberarlos de pielecillas. Y dejar la piel perfectamente preparada para que luego absorba al 100% los principios activos del bálsamo tratante que le apliquemos. Un cepillo de dientes de cerdas suaves puede ser muy útil para frotar los labios y deshacerte de los pellejitos sobrantes. También puedes recurrir a una solución exfoliante casera, como mezclar azúcar blanca y aceite de almendras súper regenerante.

Y elige un buen bálsamo. Honey Trap, de Lush (www.lush.es), es calmante, hidratante y protector. La miel y la avena fina calman los labios, mientras que la manteca de karité y los aceites de germen de trigo, de oliva orgánico virgen extra y de almendra, hidratan. La cera de abejas y la glicerina, 100% vegetal, forman una barrera protectora, sellando la hidratación y nutrición de tus labios. Y, por último, el chocolate blanco, el aceite de naranja dulce y el absoluto de vainilla, suavizan y endulzan tu boca.