Si utilizas el iluminador con sabiduría ganarás equilibrio en el rostro, iluminarás la mirada sin necesidad de sombras satinadas, ocultarás las ojeras y lucirás unos labios más bonitos y definidos. “Hay zonas donde siempre va bien aplicarlo. Por ejemplo, en el centro de la frente, a la altura del entrecejo, y en el centro de la barbilla, para llevar la atención al centro del rostro. En el hueso de la ceja, justo dónde éste cambia de dirección, y en el lagrimal, para iluminar la mirada. En la parte alta del hueso del pómulo, trazando una diagonal hasta el pliegue naso-labial, para esculpir el rostro. Si los mezclas con el corrector de ojeras te ayudará a tapar éstas y a corregir unos ojos hundidos. Y si lo pasas alrededor de la boca, después de haberla pintado en un tono intenso, resaltarás más los labios”, aconseja.