Si Serge Gainsbourg hubiera designado un heredero de su charme irresistible y de su personaje creado a golpe de sensual chanson y romances sonados, sería él. Benjamin Biolay (1973), compositor, cantante, productor y actor, estuvo casado con Chiara Mastroianni, y últimamente se le acusa de tener algo que ver con Vanessa Paradis desde incluso antes de que se separara de Johnny Depp (al parecer Karl Lagerfeld fue su celestino). El tema resulta espinoso: en una entrevista previa ha montado en cólera cuando se le ha mencionado el asunto. Mensaje captado.


Cae la lluvia sobre Madrid y, aun así, nos quedamos en una terraza con el fin de que pueda fumar. Lo cierto es que su nuevo disco, Vengeance,
bien vale un aguacero. 
A punto de cumplir los 40, le ha salido su vena más rockera, aunque sin perder la elegancia y la melancolía marca de la casa. «Con la edad me he vuelto menos egoísta. Soy padre, mis necesidades básicas están cubiertas y mis sueños se han cumplido», dice. Entonces, ¿hacia quién siente tantos deseos de venganza como para titular así el álbum y dos de los temas que aparecen en él? «Hacia nadie. La mejor manera de devolver el mal que te han hecho es el olvido. No el perdón, sino el olvido». ¿Quién le ha herido? «Me alegro de que haya desaparecido Sarkozy», silencio tenso. Pero nada que ver con Bruni, sino con su militancia pro Hollande en las elecciones francesas.

La política y la situación económica ocupan gran parte de la conversación, tal vez a modo cortina de humo para evitar hablar del asunto en el que desemboca toda mención al tema que canta a dúo con Paradis y que compuso especialmente para ella. «No sé qué atrae de mí a las mujeres... Deberías preguntárselo a ellas». 
Ha bebido de esa tradición tan francesa en la que la música casi se recita y el cantante se convierte no sólo en músico, sino en icono cultural. «Yo escribo canciones, no soy poeta. Son habilidades totalmente distintas». Sin embargo Leonard Cohen ganó el príncipe de Asturias de las Letras y de Bob Dylan se llega a hablar como candidato al Nobel. «Ellos lo son. Pero sólo ellos. Son dos genios. Cualquier otro que por escribir un estribillo se crea un poeta es un idiota».