La casa de los diseñadores de Studio Boot
Piezas recuperadas, antigüedades y muebles vintage aderezan la casa de los diseñadores de Studio Boot, situada al sur de Holanda. Un antiguo taller mecánico reformado con mucho gusto.
En casa de los Janssen-Vollebergh –Petra y Edwin para los amigos–, se cocina la creatividad y se saborea la pasión por los objetos únicos allá por donde se pisa. Pareja personal y profesional, los fundadores de Studio Boot, una de los más importantes estudios de diseño gráfico de Holanda, decidieron dar una segunda vida a lo que en su origen era un antiguo taller mecánico. “Estaba en un estado deplorable, pero vimos el potencial de sus 1.100 m2”, cuenta Petra. Fueron necesarios dos años para transformarlo en una espectacular casa-estudio. El espacio de trabajo, con dos despachos y un vestíbulo coronado por un altísimo techo de cristal, se ubicó en la planta baja, junto con la cocina, el comedor y el jardín.
En la primera planta se emplazó el salón, y en la buhardilla, el dormitorio de la pareja. Tomando como punto de partida el diseño gráfico, trataron de trasladar su mundo a la decoración de su hogar. “Nos gusta definirnos como nómadas urbanos, coleccionistas que se rodean de muebles con historia. Recopilamos cosas desde hace más de 25 años y nos han acompañado desde nuestra primera casa. Es el caso de las cornamentas, que nos encantan desde que estudiábamos juntos”, explican. Para mantener viva la memoria del lugar, conservaron las vigas vistas. Además, lo enriquecieron con diversas antigüedades adquiridas en subastas o piezas recuperadas, como unos radiadores extralargos que Edwin había encontrado en un viejo hospital.
“Nunca tiramos nada, porque pensamos que los objetos merecen una segunda oportunidad. Por eso nos gusta el diseñador Piet Hein Eek”, afirman. De hecho, él fue quien les ayudó a restaurar el techo de cristal y quien creó el frente de armarios celestes de la cocina, de 21 m de alto, con puertas y ventanas recicladas. Como explica Petra, “lo concebimos como un elemento para independizar el estudio de nuestra zona privada, y esto nos da libertad total: si necesitamos trabajar de noche sin molestarnos, podemos hacerlo, y si queremos hacer una comida fuera de la vista de nuestros clientes, también. Esta casa es muy generosa y encaja a la perfección con nuestra filosofía de vida: crecer como seres humanos, como familia y como diseñadores”.
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