Aventura en la granja
Una hacienda rural holandesa del XIX experimenta una total metamorfosis y se transforma en una casa cálida y sorprendente, gracias a la inspiración y el talento de sus propietarios, unos apasionados por la decoración. Un cuento con final feliz.
Cuando la diseñadora de interiores Larissa van Seumeren y su pareja, Peter Kool, compraron esta granja holandesa del siglo XIX, estaban poniendo un diamante en bruto en sus vidas. Los dos años siguientes se dedicaron a pulirlo echando mano de grandes dosis de paciencia y talento, y con resultados espectaculares.
Cuando la adquirieron, aún olía a estiércol de vacas; se trataba de la típica casa de campo, con establo, quesería artesana... y les había fascinado nada más verla. Sobre todo por su bucólico entorno, un jardín de 14 hectáreas, y su enorme espacio interior de techos altísimos. “Emocionalmente, pero también por su forma, nos parecía una granja-catedral. Sentimos paz y serenidad y las bellas vistas de la naturaleza eran tan inspiradoras...”, explica Peter.
El reto era colosal: preservar el carácter y el alma de la granja, pero al mismo tiempo convertirla en una vivienda moderna, luminosa y cómoda, ideal para ser ocupada por una familia con dos niños. Te traemos el espectacular resultado.
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