Tengo que confesar que me asustan mucho las personas que tienen sus casas impecables, minimalistas y carentes de objetos aparentemente inútiles, idiotas o descontextualizados. Quizás yo me pase y tenga demasiados. Siempre lo justifico diciendo eso de que soy artista y elaboro mis discursos a través de los objetos y de la vida que imagino que esconden.

En mis fotos intento desentrañar las historias que llevan dentro para contársela a los demás. Tengo trozos de mármol desprendidos de las columnas de Shakara (Egipto), adoquines de las maravillosas aceras de Lisboa, piedras de Lanzarote y otras muchas que sé de donde han venido. A veces me encuentro cosas por la calle, que es un eufemismo de “en la basura”, que la gente no quiere y las rescato del olvido.

Pero mi acción más aguerrida y de la que estoy más orgulloso sucedió una noche imprecisa: algún desalmado había colocado una figura que representa a una geisha en medio de la calle con la intención de que la atropellara un coche. Estaba impecablemente maquillada y vestida con un kimono rojo. Desde la acera la vi, de pie impertérrita aceptando su cruel destino. Se acercaba un coche que ya la iluminaba con sus faros. Sin pensármelo, corrí a rescatarla y lo conseguí. Me sentí como un héroe.

Ciuco Gutiérrez. Cantabria. 1956
Artista plástico. Director del Máster Internacional de Fotografía Conceptual de EFTI. (Madrid).
www.ciucogutierrez.com