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Reacciones como la de Emma Stone son lecciones de humildad de las que todos deberíamos aprender. Tomarnos con naturalidad, o incluso con humor, las cosas que no salen como esperamos es de las decisiones más astutas que podemos tener, por nosotros mismos y por los que nos rodean.
Porque cuando en una de las galas más importantes del año en la que todo el mundo tiene la atención puesta como es la 96º Edición de los Premios Oscar, algo no sale según lo establecido o directamente sale mal, nuestro primer instinto es contener el aliento, como si el fin del mundo estuviera a punto de suceder. Y nada más lejos de la realidad, la vida sigue y Emma Stone ha dado el mejor ejemplo de ello con su comportamiento.
A veces nos puede parecer que nuestras 'celebrities' favoritas sean seres de otro planeta, perfectas en ese denominado 'star system'. Y Emma Stone no ha podido demostrar más que es tan de carne y hueso como los demás: su maravilloso vestido con peplum y palabra de honor de Louis Vuitton se rompió en algún momento de la noche y ella lo mostró con esa gran naturalidad que la caracteriza al subir a recoger su merecido premio.
Emma Stone impactó a todos con su estilismo y con su reacción
Con la cremallera de la espalda rota sujetándola ella misma a duras penas, y anegada por las lágrimas, una emocional Emma Stone reveló ante los espectadores: 'Mi vestido se ha roto. Creo que pasó durante la actuación de I'm just Ken'. Fue durante esta 'performance' canción interpretada por Ryan Gosling, protagonista de la película más ninguneada de la velada, 'Barbie', cuando este diseño de la firma italiana se rasgó por detrás.
Un momento que Emma resolvió recogiendo su ya segundo Oscar a Mejor Actriz Principal (el primero lo obtuvo en 2017 por interpretar a la aspirante a actriz 'Mia' en 'La La Land') entre risas, girándose para mostrar el descosido y, sobre todo, reconociendo que se sentía 'abrumada' por la situación. Una actitud que demuestra naturalidad, un buen encaje de los contratiempos y una ejemplar seguridad en sí misma.
Y está ocasión tampoco podemos evitar que nos recuerde a aquella ocurrida con Jennifer Lawrence, cuando la actriz americana tropezó en la gala de los mismos premios hace siete años al subir las escaleras al escenario del Dolby Theatre en busca de su Oscar. Un incidente que fue del todo impredecible y que Jennifer con el tiempo consiguió superar y naturalizar.
Porque aunque muchas veces nos empañen los ojos el 'glamour' y el 'charming' que caracteriza a las reinas de Hollywood, no debemos olvidar que también son humanas y se equivocan, pierden premios, se caen ante las cámaras al ir a recogerlos cuando los ganan y, ¿por qué no? se rompen sus lujosos diseños cuanto les toca hablar delante de miles de personas. Y a nosotras no nos ha podido inspirar más Emma con su humildad, porque la perfección, a veces, se encuentra en la reacción ante un vestido roto.
