Abrir el desfile de Balenciaga convertido en una suerte de Action Man en clave ‘gorpcore’ o llevar el logo de la firma de Demna Gvasalia en los dientes son motivos suficientes para convertirte en el centro de todas las miradas en la Semana de la Moda de París, pero Ye (Kanye West, para los enemigos de los cambios radicales) ha querido expandir su protagonismo más allá recurriendo a una carta que en la industria de las tendencias funciona sorprendentemente bien: la de la controversia. Dolce & Gabbana llevan años apostando por la polémica y saliendo ilesos de cada una de sus acciones, y ahora Ye ha tomado el relevo de los italianos en el último desfile de su marca, Yeezy.

“Todos los que estáis aquí sabéis que soy el líder… No podéis controlarme". Ye

Antes de comenzar el show, el rapero dio un discurso de seis minutos con el que los asistentes quedaron avisados de que lo que estaba por llegar. “Todos los que estáis aquí sabéis que soy el líder… No podéis controlarme. Esta es una situación incontrolable”. Estas mesiánicas palabras de Ye estuvieron acompañadas por el recordatorio de que en 2016 Kim Kardashian fue robada en París. Abrumado ante lo ocurrido, le pidió a su manager de entonces, Scooter Braun, irse a Japón una temporada para despejar su mente tras un suceso tan atroz, pero Braun le obligó a quedarse para seguir ganando dinero con el tour. “Ese tour duró cuatro días más, porque terminé en el hospital”. Y es así como tras reapropiarse del trauma vivido por Kim, después de culpar a su manager de sus problemas mentales y habiéndose autoproclamado casi un dios, comenzó un desfile que ha logrado que su discurso sea lo de menos…

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Las camisetas ‘White Lives Matter’ pusieron la piel de gallina a muchos los asistentes (no, por supuesto, a la comentarista política conversadora Candace Owens, una de los invitadas) e hicieron a Jaden Smith (que en 2014 aseguró en Twitter que West era “un genio”) abandonar el desfile. “No puedo apoyar el mensaje de Kanye. No tiene el apoyo de todos los jóvenes”, tuiteó al salir del show, un mensaje que ya ha borrado. Hablamos de una frase supremacista nacida a comienzos de 2015 como una respuesta racista al movimiento Black Lives Matter. Naomi Campbell, amiga del diseñador y modelo del desfile, no lució esta controvertida camiseta que no hace más que alimentar las polémicas declaraciones que Ye lleva años haciendo sobre la raza.

"Es un mensaje ridículo y muy peligroso para ser mandado por alguien tan relevante". Jemele Hill

"Uno escucha decir que la esclavitud duró 400 años. ¿400 años? Parece una elección", dijo en 2018 en una entrevista con la web TMZ. “Muchos están intentando excusar el que Kanye haya llevado una camiseta que reza “White Lives Matter” diciendo que es un movimiento digno de un troll o destinado al marketing, pero es un mensaje ridículo y muy peligroso para ser mandado por alguien tan relevante en una plataforma tan visible como la suya. Seguid llamando a la estupidez genialidad”... ha escrito en sus redes la periodista de ‘The Atlantic’ Jemele Hill. Por si fuera poco, Ye ha subido un story en el que asegura que el movimiento Black Lives Matter fue una estafa. "Ya se ha terminado. De nada".

kanye west racista
Instagram
El último story de Instagram de Ye

El desfile ha contado con otras perlas. Desde la participación en el coro del show de su hija North West, que ya ha formado parte de sus shows en más de una ocasión (al parecer, la intimidad de la pequeña solo está siendo vulnerada cuando es su madre quien aparece con ella en sus propias redes sociales, no cuando participa en desfiles o en sus Sunday Services...) hasta la imagen del papa en la parte frontal de las ya virales camisetas, el show ha sido el más comentado, algo de lo que siempre presume. No olvidemos que en más de una ocasión ha dicho con orgullo que su primer desfile tuvo más visualizaciones que el de Chanel…

" ¡Yo dirijo la cultura!". Ye

Tras el desfile, cuando Cathy Horn le preguntó si alguna vez llegaría a un acuerdo con Bernard Arnault (al que se refirió como “mi nuevo Drake”), respondió: “Por supuesto que no. ¿Por qué iba a llegar a un acuerdo? ¡Yo dirijo la cultura!”. El enemigo de la humildad es también quien en 2016 obligó a sus modelos a permanecer horas bajo el sol sin tan siquiera poder beber agua (una de ellas se desmayó antes de que terminara el desfile, que comenzó dos horas tarde), quien ha terminado como Olivia Wilde y Florence Pugh con GAP y quien ha conseguido algo que no tenemos del todo claro si es un logro o un error: que absolutamente nadie haya hablado de los looks presentados en su desfile.

Lo que es innegable es que incluso los que critican sus diseños no pueden ocultar que sus creaciones para GAP han sido un éxito de ventas (la gente está dispuesta a pagar cientos de euros por una sudadera si lleva el sello de Ye, que ha terminado el contrato con la marca ocho años antes de lo previsto), que sus deportivas junto a Adidas son unas de las más deseadas por los fans de las ‘sneakers’ y que sus chanclas han sido copiadas por todas las marcas ‘low cost’. Si toda imitación es una adulación, Yeezy es plenamente admirada, y si la controversia vende, el desfile de ayer se encargará de hacer que el rapero sea aún más rico.