Vestirse un día en el que no nos aguantamos a nosotras mismas o en el que sentimos que todo va a ir mal porque ya lo está yendo, o simplemente un día en el que no te sientes a gusto con tu cuerpo, se puede convertir en una pesadilla. Y ahí es cuando entra en acción la sostenibilidad emocional. Para que no compres tonterías en ese momento de frustración o para que no te entre un ataque de locura momentánea y te pongas a hacer limpieza de armario justo el día en el que tu relación con tu cuerpo y tu ropa atraviesa su peor momento.

Tienes un mal día.

Aceptar que estos días llegan y ser conscientes de que igual que llegan se van, es el primer paso.

Incluso estás de mal humor, o triste, te puede tocar tener una reunión importante, un evento, o simplemente ese estado de ánimo se puede prolongar durante varios días y quizás no puedas permitirte ir en chándal por la vida, que es lo que en esos momentos te pide el cuerpo.

Para conseguir vestirte bien necesitas paz y calma. ¿Y si consigues que la paz y la calma vengan de la mano de las prendas que vas a elegir para vestirte?

No es el momento de pensar, ni siquiera es el momento de aceptar tus curvas o complejos. Es el momento de poner la palanca de cambios en automático y pasar al siguiente nivel.

¿Y sabes qué? Que puede que hasta consigas que las prendas que elijas, te hagan sentir bien y mejoren tu estado de ánimo, aunque solo sea un poco. Convierte tus prendas en herramientas y no en un problema más.

Es de vital importancia que asumas que las épocas malas van a llegar. ¿Por qué? Porque debes preparar el plan de contingencia, o lo que es lo mismo, planificar los looks para ese tipo de días de antemano. Esto es como lo de hacer la maleta el mismo día en el que vas a viajar o lo de dejar el pavo para cocinarlo la misma mañana de navidad. No es buena idea ¿verdad? Hay determinadas cosas en la vida, que es mejor planificar porque debes ser consciente de que tu cabeza si lo dejas para el último momento, te jugará malas pasadas.

Tips para vestir los días en los que no te aguantas:

  • Abraza la comodidad. La comodidad no está reñida con la sofisticación ni con pretender favorecer nuestra silueta. Marcar cintura y enseñar tobillos son dos acciones que favorecen tu feminidad.
  • Utiliza cinturillas elásticas o semi elásticas (aquellas cinturillas de pantalones o faldas que tienen un elástico en la parte de la espalda mientras que por delante hay una cinta lisa o un botón, son una solución más “sofisticada” que una cinturilla 100% de goma).
  • Puede que sea el día para las prendas oversize aunque recuerda meterlas por dentro del pantalón para que marquen tu cintura. Una prenda bien patronada y seleccionada en la talla adecuada, no debería apretarte nunca, pero hoy menos.
  • Si no eres una gran amante de las prendas oversize, puedes optar por una prenda de punto para tu tronco superior, son muy cómodas.
  • Los tejidos juegan un papel fundamental en días así. Hay tejidos que pican y que por lo tanto irritan. Ten preparadas prendas confeccionadas en tejidos de origen natural. El algodón que además no es delicado y es muy versátil es el tejido perfecto para este tipo de días.
  • Evita las costuras muy marcadas que te recuerden que llevas puesta esa prenda de forma constante. Cualquier cosa te hará saltar, pero nuestra piel es especialmente sensible a las costuras y a las etiquetas.
  • Los colores neutros dan paz. Combínalos entre ellos, beige y gris, por ejemplo.

Recuerda que la previsión lo es todo.

No utilices joyas estridentes ni tacones. Saca del armario los zapatos más cómodos que tengas, estaría bien tener preparados unos de piel suave y flexible, pero con un punto de seriedad y sofisticación, por ejemplo unas slippers o mocasines de nappa.

Cuando te mires al espejo, estoy segura, de que, aunque solo sea un poco, tu día mejorará. No hay nada como sentirse cómoda y favorecida a la vez.