De los tres signos de tierra, éste es quien mejor representa la quintaesencia de su elemento. Tremendamente conservador y firme en sus decisiones, es difícil verle tambaleándose con algo, y la imagen gráfica que mejor lo define es la de un toro pastando con tranquilidad en un fértil prado.

A un tauro le gusta la comodidad y las cosas materiales, así que será mejor que nadie espere de él aventuras y pasiones tórridas y salvajes en parajes exóticos. Claro que también esto tiene su lado bueno y es que el amor con él suele ser algo sólido, confortable y con futuro. Puede que no sea capaz de improvisar ni de hacer locuras por amor, pero su sensualidad y sen­sibilidad a flor de piel garantizan que se vivirán cientos de placeres a su lado.

En el plano amoroso busca crear un hogar, encontrar un compañero duradero y cons­­truir una relación sobre cimientos sólidos para poder proteger a su pareja en caso de que haya una fuerte tempestad. Sin duda, una buena garantía de una vida tranquila.