Con este signo ya no se trata del divertido flirteo de géminis ni de la delicada distancia de los apesadumbrados libra. Con un acuario hay que hablar de libertad, de la necesidad de expresión y de alergia inmediata a las ataduras o los límites que se le impongan a su individualidad.

Ciertamente, atar a un acuario es casi imposible, así que las personas excesivamente posesivas o las necesitadas de compromisos convencionales deben evitar a este original y escurridizo adicto a la novedad y la libertad. Pero, ¡ojo!, no todo son dificultades en las relaciones con uno de los nacidos en los meses del frío. Si le dejas que rompa los esquemas, a cambio te promete lealtad, generosidad, amistad y sinceridad sin límites.

Puede que formar una familia no sea su objetivo número uno ni su habilidad especial de la casa, pero a quien le gusten las relaciones abiertas, saludables y de mutuo enriquecimiento, un acuario le resultará irresistiblemente seductor y muy atractivo.