Te sabes el mantra de tu rutina de belleza de memoria, conoces cuáles son todos los pasos que tienes que seguir y también los productos que debes utilizar para conseguir una piel sana, joven y reluciente… ¿o no? Por mucho que realicemos nuestro ritual 'beauty' a diario, lo cierto es que seguimos cometiendo errores que pueden pasarle factura -y de forma muy grave- a la piel de nuestro cutis. Y lo peor de todo es que no sabemos qué hacemos mal. ¿Quieres averiguarlo? Coge boli, papel y toma nota.

1.Creer que con desmaquillarse es suficiente

Sí, amiga, reconócelo. Crees que el agua micelar, la toallita o el aceite hacen todo el trabajo, ¿verdad? Pues lamentamos decirte que no es así. Aunque es cierto que desmaquillarse todos los días es sumamente importante para eliminar los agentes externos, la tarea no estará completa si no nos lavamos la cara con agua inmediatamente después de habernos quitado los restos de maquillaje. ¡Que no se te olvide!

2.Exfolias tu rostro con demasiada frecuencia

Ten esto muy en cuenta. No porque exfolies tu piel todos los días ésta lucirá más limpia o más suave. Al contrario, solo conseguirás perjudicarla, debilitar su ph natural y provocar la aparición de irritaciones o sequedad. Lo mejor es optar por una exfoliación en profundidad una o dos veces por semana, ya que así darás tiempo a que las células muertas se regeneren.

Mucho cuidado con exfoliar tu rostro con demasiada frecuencia. Lo más recomendable es una o dos veces por semana o una vez cada diez días

3.Te frotas la cara como si fuera lija

¿Eres de las que se seca la cara lo más fuerte posible porque piensas que así estará más limpia? ¡Mucho cuidado! Secar no significa frotar como si no hubiera un mañana, ya que le estarás haciendo un flaco favor a tu piel favoreciendo la aparición de rojeces. Mejor opta por utilizar una toalla suave y que sea específica para el rostro, secándolo con pequeños golpecitos o movimientos circulares. ¿Un truco? No seques tu piel del todo, ya que de esta forma los productos penetrarán mucho mejor.

4.El agua te sirve a cualquier temperatura

Vale, reconocemos que a todas nos encanta la sensación de lavarnos la cara con agua caliente y mucho más si estamos en invierno. Pero, ojo, si optas por limpiarte el rostro con el agua a esta temperatura puedes eliminar los aceites naturales que protegen la dermis, dejándola más seca. Aunque al principio te cueste, intenta incorporar el agua fría a tu ritual de belleza diario. Mejorará tu circulación y te ayudará en tu afán por conseguir esa piel tersa y joven que tanto buscas. ¡El esfuerzo merecerá la pena!

Abandona la idea de lavarte la cara con agua caliente:tu piel puede resecarse

5. No cambias tus productos en años

Sabemos que te encanta esa crema hidratante. Es fresca, huele muy bien y además te sienta de maravilla. Pero aunque puede parecer una tontería, lo cierto es que nuestro cuerpo (y nuestra piel) cambia con cada estación para adaptarse a las nuevas temperaturas. Mientras que en los meses más fríos los poros de la piel están mucho más cerrados, en primavera o verano sucede todo lo contrario. Por eso es esencial que sustituyamos nuestros productos de belleza cada varios meses. Te aseguramos que tú y tu piel notaréis la diferencia.