La contaminación, los rayos solares, el viento, no desmaquillarse correctamente y, por supuesto, el estrés son grandes enemigos de la piel. Las consecuencias de estos agentes externos van desde una piel triste y apagada a la aparición de arrugas prematuras en el rostro pasando, cómo no, por la aparición de impurezas como los puntos negros o los poros abiertos. Precisamente, estos últimos se han convertido en uno de los mayores problemas estéticos de muchas de nosotras. Sin embargo, por raro que te parezca, eliminarlos está muy lejos de ser una misión imposible. ¿Quieres saber qué puedes hacer?

Limpia e hidrata tu rostro

Si quieres una piel sin rastro de poros abiertos y sin asomo de arrugas o líneas de expresión no puedes dejar de lado la limpieza y la hidratación del cutis. Coge tu leche limpiadora, tu tónico facial y tu crema hidratante y aplícatelos dos veces al día, una por la mañana y otra antes de irte a la cama. Tampoco dejes de lado los exfoliantes y las mascarillas faciales una vez a la semana, ya que son ideales para tratar el exceso de grasa, los puntos negros y los poros dilatados, además de ser esenciales para lucir una piel joven y oxigenada. ¡Notarás los resultados en apenas unas semanas!

La hidratación es la clave de toda piel saludable y libre de impurezas.pinterest
La hidratación es la clave de toda piel saludable y libre de impurezas.

Los baños de vapor, tus grandes aliados

La cara es la parte del cuerpo más expuesta a los agentes externos, como la contaminación o los rayos del sol. Es por eso que seguir todos los pasos de la rutina de belleza cobra especial importancia si no queremos ver nuestro rostro con una piel apagada y llena de impurezas. Los poros abiertos, concretamente, son una de las principales consecuencias de la acumulación de polvo y de bacterias a lo largo del día. Además de la limpieza y la hidratación, conviene tener muy en cuenta los baños de vapor, ya que éstos eliminan las células muertas e impurezas que se hayan podido apilar en los poros. Eso sí, lo más recomendable es hacerlos en casa, utilizando una olla de agua caliente y una vez cada dos semanas, aproximadamente. Si lo llevamos a cabo con mayor frecuencia podemos conseguir el efecto contrario: piel irritada y rojeces.

Lleva una dieta sana y equilibrada

Eres lo que comes. Así de simple. El tipo de dieta que lleves, sea cual sea, se verá reflejado en tu piel tarde o temprano. Y, por supuesto, los poros no iban a ser menos. Así que comienza a llenar tu frigorífico de yogures, de frutas como la naranja o el limón, de avena, de arroz y de claras de huevos. Todos ellos tienen grandes propiedades antioxidantes, limpian la piel y permiten que los poros se cierren proporcionándole a tu cutis un aspecto sano y terso. Por supuesto, no hace falta decir que evites el chocolate y todo lo que contenga grasa excesiva. ¡Ya no tienes excusa para no comer bien!

Una alimentación sana y equilibrada te ayudará a acabar, por fin, con los poros abiertos.pinterest
Una alimentación sana y equilibrada te ayudará a acabar, por fin, con los poros abiertos.

No te olvides de los tratamientos profesionales

Por si no fuera suficiente todo lo anterior, también contamos con la opción de tratamientos profesionales como los peelings o la microdermoabrasión. En el caso de los primeros, aunque no consiguen eliminar los poros definitivamente, sí que son muy efectivos a la hora de acabar con las células muertas y la suciedad acumulada en apenas unos minutos. La microdermoabrasión, por su parte, es una técnica para el rejuvenecimiento de la piel que consiste en limpiar los niveles más profundos de la dermis y estimular la producción de los niveles de colágeno dando lugar a una piel mucho más oxigenada y sin rastro de poros dilatados, al menos, durante varios meses.