Rojeces, poros dilatados, puntos negros, granitos, líneas de expresión... Todas sabemos que la base para acabar con estos problemas estéticos que nos llevan por el camino de la amargura y que nos horrorizan cada vez que nos miramos al espejo es la hidratación y la limpieza facial. Pero, cuidado, aquí es donde cometemos uno de los mayores errores. Nos creemos que con una buena crema hidratante todo vale pero lo cierto es que cada piel es un mundo, por lo que no todas precisan de los mismos cuidados. ¿Te has parado a pensar por qué ese tónico no te hace ningún efecto? ¿ o por qué cada vez que te secas con una toalla acabas con el rostro irritado? Puede que los productos que tengas actualmente en tu neceser no sen los que más te convengan y que, por tanto, tu rutina de belleza diaria sea prácticamente en vano. ¿Quieres saber qué es lo que mejor le viene a tu piel? ¡Te sacamos de dudas!

Piel grasa

Brillos y más brillos. La piel grasa se caracteriza por un exceso de sebo que se traduce en un rostro reluciente, en unos poros dilatados y en la presencia de imperfecciones como espinillas o puntos negros. Si estás harta de utilizar cosméticos y productos para poner fin a este 'problema' estético, tranquila, es más sencillo de lo que parece. Para empezar, debes tener muy presente que la limpieza del rostro tiene que ser una parte fundamental de tu rutina 'beauty'. En ella, intenta utilizar siempre geles que no contengan aceites y que no sean excesivamente alcalinos. Para limpiar bien los poros y eliminar las impurezas, es importante que uses cosméticos que, además de llegar a las capas más profundas de la piel, luchen contra las bacterias para evitar infecciones por el exceso de sebo.

La limpieza facial es esencial para el cuidado de la piel grasapinterest
Una limpieza facial constante es esencial para las pieles grasas

Piel sensible

Si eres de las que tiene la piel sensible te habrás dado cuenta de que la cuperosis, dermatitis o las rojeces son parte de tu día a día. Pero a pesar de que la alimentación, los rayos solares o el frío suelen afectarte más a ti que a otro tipo de pieles, no desistas. Apuesta por productos libres de alcohol y conservantes, que son mucho más suaves y evitan la aparición de manchas y rojeces. Además, es primordial que utilices agua fría o templada (el agua caliente puede irritarte la piel aún más de lo normal). Por supuesto, no hace falta decir que te despidas de las toallas gruesas de tu armario. ¡Son lo peor para la piel! Como plus extra, aplícate también una crema hidratante dos veces al día.

Piel seca

Si al tocar tu rostro lo notas áspero y grueso es muy probable que tengas la piel seca. La particularidad de este tipo de pieles es siempre la falta de hidratación, por lo que echar mano de una buena crema hidratante, como la Aquasource Evelump de Biotherm, que consigue penetrar en las capas más profundas, será fundamental para restaurar el agua y los nutrientes que ésta necesita. En cuanto a la limpieza facial, lo mejor es optar por una leche limpiadora que contenga un ph neutro, ácidos grasos y vitaminas.

La hidratación es la base para el cuidado de toda piel secapinterest
Hidrata, hidrata e hidrata. Este es el mantra para el cuidado de toda piel seca

También tienes que tener en cuenta que las pieles secas son mucho más propensas a las arrugas y a las líneas de expresión que el resto, por lo que no debes olvidarte de incluir entre tus productos un sérum anti edad. ¡Notarás la diferencia!

Piel mixta

Este es uno de los tipos de pieles más comunes pero no por eso está exenta de cuidados. De hecho, es una de las que requiere más atención. La piel mixta se caracteriza por ser más grasienta en la conocida como zona T (frente, nariz y barbilla) y entre normal y seca en la zona de las mejillas, por lo que tendrás que cuidar cada parte por separado.

Lo más importante para este tipo de pieles es llevar a cabo una exhaustiva limpieza facial, dos veces al día, para eliminar la grasa y los agentes contaminantes que puedan llegar a acumularse. Eso sí, tampoco es necesario abusar puesto que, si lo haces, las zonas más sensibles de tu rostro se secarán aún más dando lugar a la aparición de manchas, rojeces y acné. Si este es tu caso, un tónico facial y un gel suave serán tus grandes aliados a partir de ahora. En cuanto a la hidratación, lo mejor es aplicar una crema ligera con bajo contenido en aceite sobre la frente, la nariz y la barbilla.