Cuando haces un entrenamiento ligero, como una clase de yoga hatha, puedes escaparte después del gimnasio a tomar café con una amiga. Sin embargo, para esos momentos en los que sudas la gota gorda en el gimnasio (por ejemplo, durante una clase intensa de CrossFit), hay cuatro cosas que siempre deberías evitar hacer después.

Elegir el sofá en vez del asfalto

Sabemos que es muy tentador volver derecha a casa y ponerte Netflix después del duro trabajo realizado en el gimnasio. Sin embargo, para ayudar a tu cuerpo a recuperarse necesitas dedicar un tiempo a la relajación. Anda en tu gimnasio (o en la calle) al menos durante 5-10 minutos para que tu ritmo cardiaco descienda, y después coge unos minutos más para estirar. Te dolerán menos los músculos si haces estas dos cosas (danos las gracias por este consejo más tarde).

Saltarte la ducha

Lo ideal es que te pegues una ducha tras el entrenamiento. Pero si odias las duchas del vestuario, al menos hazlo cuando llegues a casa. Si no lo haces, pueden desarrollarse bacterias que harán tu piel más propensa a irritaciones y erupciones (¡y no es divertido!). Si no tienes tiempo para una ducha completa, lávate la cara (o echa mano de un poco de agua micelar), y usa toallitas limpiadoras para el resto del cuerpo. ¡Y después no olvides aplicarte crema hidratante tanto por el rostro como por el cuerpo!

Llevar la misma ropa todo el día

Algunos tejidos, como la lana de Merino, ayudan a transpirar el sudor y no retienen mucha humedad. Sin embargo, no cambiarte de ropa después de un intenso entrenamiento puede provocar los mismos problemas que no ducharse. Guarda siempre una camiseta, ropa interior, calcetines y leggings limpios en tu mochila (no pesan) que puedas ponerte después del gimnasio.

No comer

Tu cuerpo necesita recargar pilas después de entrenar para darte energía y ayudar a tus músculos a recuperarse. Un snack post-entrenamiento perfecto es un batido de chocolate. Huevos duros y nueces también son una gran opción, y son fáciles de llevar contigo.

La mejor forma de recompensarte -al igual que a tu piel- después de un duro entrenamiento es evitar hacer estos errores.