De acuerdo con la Asociación Americana de Psicología, el 75% de los adultos dice sentirse moderadamente estresado, lo cual supone un porcentaje muy elevado. Todos sabemos que el estrés no es nada bueno ni para la salud ni para la piel (puede causar brotes de acné e irritaciones), así que intentamos reducirlo mediante la meditación, el yoga y el ejercicio regular. Si bien todas estas cosas ayudan a que nos relajemos, no acaban con las causas fundamentales del estrés. Para ello necesitamos la sofrología.

Sofrología: el estudio de la conciencia y la armonía para acabar con el estrés

En los años 60 el psiquiatra Alfonso Caycedo se dedicó a buscar un método que ayudara a sus pacientes a enfrentarse a su ansiedad sin que fuera necesario tomar ninguna medicación o, al menos, tomando la menos posible. Así creó la sofrología, una forma de relajación dinámica.

Se trata de una palabra procedente del griego antiguo compuesta por otras tres: SOS (serenidad, armonía), PHREN (espíritu, conciencia) y LOGOS (ciencia, estudio). Combina prácticas orientales como los ejercicios de respiración y el mindfulness con otras occidentales como la hipnoterapia, para que las personas afronten los problemas del pasado (es decir, temores conscientes o inconscientes), y actúen de forma adecuada en el presente y acepten el futuro.

El objetivo es permitir que el individuo encuentre el equilibrio y la armonía en su vida y que comprenda cómo responde el cuerpo ante el estrés. Hay quien establece similitudes entre la mediación y la sofrología, pero ésta va un paso más allá a la hora de comprender las causas del estrés, de manera que los que lo padecen puedan superarlo más fácilmente. Y, como probablemente ya sabrás, cuanto menos estresada te sientas, mejor para tu salud y para tu piel.

Cómo puede mejorar tu vida (y tu piel) la sofrología

Si bien la mayoría de la gente practica la sofrología para reducir sus niveles de estrés, también es muy beneficioso para otros aspectos de la vida: ayuda a dormir mejor (y hace que tu piel también descanse), reduce los dolores del parto e incluso mejora el rendimiento físico. De hecho, en 1968 cuatro atletas suizos que participaron en los Juegos Olímpicos de aquel año incorporaron la sofrología a su preparación y tres de ellos consiguieron hacerse con la medalla de oro.

La sofrología se practica de la mano de un experto, bien de forma individual o en grupo. En una sesión individual, la persona explica lo que desea mejorar de su vida (acabar con los bloqueos emocionales, superar el miedo a volar, estresarse menos en el trabajo, mejorar la confianza en uno mismo…) de manera que el experto pueda saber qué ejercicios le pueden ayudar más y luego guiarle a través de ellos.

Por lo general, se necesitan de 5 a 10 sesiones para empezar a ver los primeros resultados, pero una vez que se aprenden los ejercicios, podemos practicar la sofrología por nuestra cuenta en cualquier lugar. Con el tiempo sabrás identificar cuáles son los desencadenantes del estrés y cómo afrontarlos.