Francis Kéré... El soñador sensato
Luchador y carismático, Francis Kéré, el arquitecto más prestigioso de África, apuesta por un modelo sin precedentes, alejado de las leyes del mercado y activo agente de progreso. Este verano inauguró en Londres el Pabellón de verano de Serpentine Galleries, un honor que le consagra entre los grandes.
No es una celebridad ni proyecta rascacielos multimillonarios (ni lo hará), pero ha ganado el aplauso mundial gracias a su enfoque de la arquitectura como una poderosa herramienta transformadora de la vida de las personas. Por ejemplo, la de los habitantes de Gando, el poblado de Burkina Faso (uno de los países más pobres del mundo) en el que se crió y que carecía de lo mínimo. No había electricidad, agua potable ni escuela... Por eso, con siete años tuvo que viajar a otra localidad a 40 km para estudiar, convirtiéndose en el único vecino que aprendió a leer. A los 18 años, una beca lo llevó a Berlín a estudiar arquitectura, pero en lugar de seguir la ruta de sus compañeros de facultad, él volvió a Gando, empeñado en construir una escuela primaria. ¡Todo un símbolo! Sin medios, Kéré ideó un proyecto que permitía a la gente de Gando construir con sus propias manos, usando los recursos locales, arcilla y barro. Esta obra, archipremiada, puso a Kéré en el mapa mundial. Después vendrían más escuelas, institutos, una biblioteca, un hospital-centro cultural... etc., en otros lugares del país y de África, con idéntica filosofía: hacer lo máximo posible con lo poco disponible, mejorar la vida y generar desarrollo. Desde su estudio en Berlín, lidera un equipo de 12 arquitectos y firma proyectos en todos los continentes.
Los últimos Pritzker, Alejandro Aravena y RCR, intentan también mejorar sus entornos locales.
¿Algo está cambiando en la arquitectura?
Especialmente la nueva generación de arquitectos está empezando a darse cuenta de su poder y de la capacidad para hacer proyectos que pueden tener impacto para la sociedad. Antes la arquitectura se pensaba como algo controlado por grandes corporaciones, personas adineradas, gobiernos poderosos... Esto sigue siendo así en muchos lugares, pero ahora las comunidades están demandando más calidad de vida y los arquitectos tenemos la creatividad y el know-how para generar modelos alternativos.
¿Los mayores obstáculos que ha enfrentado?
Al comienzo, incluso cuando aún era un estudiante, había resistencia a lo que hacía. La gente no entendía por qué yo estaba interesado en el pueblo. Mis compañeros buscaban proyectos en un contexto europeo y yo estaba preocupado en mejorar la arcilla para construir en Burkina Faso. Más tarde, entendí el impacto global de mi trabajo y el que tal vez podía contribuir a una debate más amplio sobre la arquitectura.
¿Cómo se emprende un proyecto sin medios?
Enfrentar la escasez y circunstancias difíciles te fuerzan a centrarte en lo esencial. Debes dejar ir las cosas que no son necesarias, y ser listo e ingenioso sacando partido a lo que tienes disponible. Hacer más con menos. Esto conlleva creatividad y estrategia, pero hay mucha libertad en esta forma de trabajar.
Usted ha trabajado en África y en Europa. ¿Qué ha aprendido de ambos "mundos"?
Cuando pienso en África, específicamente en arquitectura, pienso en adaptabilidad e improvisación, no sólo en cómo los materiales son aplicados , sino también en cómo son usados los espacios. En África hay una fuerte voluntad comunitaria para adaptarse y sobrevivir pero también para prosperar. El continente puede no ser tan avanzado tecnológica o económicamente, pero hay vitalidad y creatividad. Europa tiene una larga historia de innovación y progreso. Cuando vine aquí a estudiar arquitectura, me quedé impresionado por los maestros modernos que conocí, especialmente Mies van der Rohe. Hay una lógica acerca del trabajo, una racionalidad, tan poderosa como inteligente, que me impactó.
Soy afortunado porque obtengo experiencia y aprendo de ambos continentes. Me veo a mí mismo como un enlace, un vínculo entre los dos. Mi trabajo es un reflejo de este intercambio.
¿Cuáles son los principales desafíos de la arquitectura contemporánea?
Los desafíos están alineados con los retos que la humanidad está enfrentando en todo el planeta, particularmente con la urbanización, el crecimiento de la población y cómo estos están afectando a los recursos existentes. Los arquitectos y urbanistas que sean capaces de crear belleza y espacios útiles que den respuesta a estos temas serán los que tendrán éxito en el futuro.
¿Qué sorpresas podemos encontrar en su Pabellón de Verano en Serpentine Galleries en Kensington Gardens, en Londres?
Es simple. Quise crear un gran toldo o cubierta que tuviera muchas funciones, la más importante es la de ser un refugio para la comunidad. El espacio que crea es fluido y transparente, puedes experimentarlo desde muchos puntos de vista y es flexible en cuanto a cómo puede ser usado. La cubierta aporta sombra para el sol del verano y también actúa como un embudo cuando llueve, recolectando el agua hacia un patio. De noche brilla, atrayendo la atención desde lejos. El pabellón crea diferentes situaciones en las que los visitantes pueden encontrarse e interactuar.
¿Ahora los niños en su pueblo, Gando, y en Burkina Faso quieren ser arquitectos de mayores?
¡Sí! Cuando comencé mi trabajo en Gando, no había realmente una traducción directa para la palabra "arquitecto" y "arquitectura" Ahora la gente ve que los proyectos funcionan y crean un impacto positivo para la comunidad, y adora los edificios. Los niños que asisten a la escuela de Gando quieren hacer lo mismo. Si les preguntas qué quieren hacer de mayores, te dicen que quieren ¡"ser como Francis"!
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