Un apartamento del XVII decorado con arte
El gran interiorista francés Didier Gomez redecora su apartamento parisino del s. XVII, para acoger un conjunto de maravillosas pinturas abstractas recuperadas de un "cajón" en Normandía.
Una llamada despertó de golpe y sin aviso la memoria dormida del diseñador de interiores Didier Gomez. Procedía de Normandía y hablaba sobre una unidad de almacenaje de hace 20 años, de la cual el francés se había olvidado por completo. La atolondrada situación de entonces dio lugar a una grata sorpresa: una colección de pinturas abstractas que él mismo había adquirido en su juventud, descansaba inmóvil cual Aurora en "La bella durmiente del bosque" de Charles Perrault. El asombro prosiguió al desconcierto pues lo que descubrió no fueron simples pinceladas geométricas, se destaparon obras de artistas como Victor Vasarely, Donald Judd o Yannis Moralis. La decisión fue rápida: redecoraría su apartamento parisino alrededor de las obras.
Gomez es uno de los diseñadores franceses más venerados, en 1978 abrió una boutique en París donde su primera clienta, la actriz Isabelle Adjani, compró nueve sofás. Diseñó las residencias de Harrison Ford y Daniel Auteuil, showrooms para Yves Saint Laurent, un frasco de perfume para Giorgio Armani y colecciones para Cinna y Ligne Roset. Después de diseñar para otros, optó por decorar para sí.
Su piso en Le Marais data del siglo XVII, tras la II Guerra Mundial fue transformado en un taller farmacéutico, Didier Gomez todavía recuerda las extrañas máquinas que le observaban en su visita de 1996. Aun así, fue seducido de inmediato por los espectaculares techos de cuatro metros de altura y la posibilidad de crear un jardín privado. Éste lo concibió, con la ayuda del paisajista Alain Lebaron-Trevel, con un espíritu bucólico y silvestre. Hoy lo usa para una multitud de propósitos: comidas de verano, copas de vino a la luz de la luna, bocetos de proyectos por acabar... "Es tan agradable, un enclave maravilloso", dice encantado. Respecto al interior, antes protagonizado por notas étnicas y paredes pintadas en color chocolate, albergaba jarrones chinos obsequio de Pierre Bergé e Yves Saint Laurent, un taburete de Mali y una máscara del Congo. Lo significativo hoy son las obras de arte, como la pintura de tiza de Cy Twombly que se exhibe en el salón. La decoración ahora incluye sus propios diseños, un par de sillas de Jacques Adnet y clásicos modernistas de Pierre Paulin, Harry Bertoia y Charles Eames. "Conservo piezas que no van con el resto", dice Gomez, "soy un férreo admirador de las cosas rotas". •
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