Nos encontramos en la época del año en la que tenemos que empezar a construir de nuevo La Isla. Puede estar ubicada en cualquier coordenada geográfica pero es indispensable que tenga grandes dosis de componente Sur, entendiendo el Sur como el espacio del sentirse y ser, del dejarse llevar, donde el tiempo se vuelve a definir y lo vitalmente esencial se hace prioridad.

La Isla tiene que tener un lugar fronterizo plagado de intangibles que nos defiendan de la agresión, el estrés, la obligación, el rumor, la envidia y lo extremadamente concreto y racional. Dentro de estas fronteras sólo tiene lugar el disfrute del placer, del silencio, la naturaleza, la familia, los grandes amigos, las sobremesas eternas llenas de palabras, risas y complicidades, las siestas de pijama, los buenos libros, los paseos relajados por paisajes eternos, el buen vino y el hedonismo entendido como uno lo sienta y lo viva. En realidad en La Isla sólo hay un objetivo: volver a sentirse uno mismo, reconocerse y dibujarse de nuevo para ordenar, una vez más, nuestras prioridades vitales.

Mi Isla se encuentra en Los Pirineos. La mayoría de las personas en vez de denominar a su Isla, Isla, la llaman Vacaciones. Siempre con mayúscula, porque no puede ser de otra manera.

Ciuco Gutiérrez. Cantabria. 1956
Artista plástico.
Director del Máster Internacional de Fotografía Conceptual de EFTI. (Madrid). 

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