Tengo un amigo que es poeta y que lee mucho, pero mucho, mucho, mucho. Nació para leer. Intenta aprovechar los días al máximo para sacar todo el tiempo posible para la lectura. Una tarde nos encontramos en la presentación de un libro de un amigo común y le encontré nervioso. Le pregunté por su estado y me dijo: “Estoy angustiado porque me queda todavía muchos libros por leer y veo que ya no hay tiempo. Es terrible”. 
Me impresionó mucho porque yo sabía perfectamente que lo que me estaba diciendo es que no tenía suficientes años por delante para acabar de leer su lista de libros imprescindibles y era un hombre sano que rondaba la cincuentena.


Estamos en la estación de la “recogida interior”, donde nos marcamos los propósitos personales más íntimos y que tienen que ver con los desafíos y las promesas incumplidas: acudir al gimnasio, generar rutinas de ejercicio, cambiar ciertos hábitos alimenticios, ver a amigos que se van alejando en el tiempo y, entre otros más, leer los libros que tenemos pendientes.

Pienso que cada libro tiene un lugar propio y la capacidad de darnos claves para conocer y reconocernos. Los personajes, los escenarios, las reflexiones, las descripciones, los nuevos paisajes, los territorios hostiles frente a los amables, las acciones que marcan las diferencias con nuestro sentir y modo de vida…, etc., que encontramos en los libros nos iluminan espacios que están en cada uno de nosotros y esto nos ayuda a vivir y soñar, sin movernos de nuestra silla, aventuras personales que nos llevan a territorios insospechados y fundamentales.

Ciuco Gutiérrez. Cantabria. 1956 

Artista plástico. Director del Máster Internacional de Fotografía Conceptual de EFTI. (Madrid).
www.ciucogutierrez.com