El hecho de ser uno de nuestros diseñadores más internacionales le obliga a viajar por medio mundo. Por eso, aprovecha la Navidad para hacer un stop y estar en familia. En su mesa navideña, siempre en el mismo restaurante, como en sus prendas, están
presentes los tonos más atrevidos del pantone: en este caso, el fucsia, el rojo y el dorado del mantel, confeccionado con una espectacular tela de su colección, marcan la nota dominante.
“Lo que he querido es concebir un espacio que represente el espíritu de la Navidad, la vida y el color”, nos comenta. Para ello, ha recreado su peculiar universo utilizando objetos personales, como las copas antiguas –que le fascinan–, o los muñecos de tela, diseño propio. Sin duda, único en su especie.
Una fotografía grande de Olga Adelantado, de la Galería dels Àngels, y dos pequeñas, de Bruno Figueras, sirven de fondo a la mesa, con banco y sillas de Antique Boutique. La consola, de madera natural, de Flamant.