Por la monumentalidad de sus obras, se la ha definido como la Louise Bourgeois española, pero Duclós no puede estar más alejada de la escultora estadounidense. «Y no creas que he tenido una vida fácil. Eso sí, paso de puntillas por los problemas y disfruto de las cosas que me dan felicidad», comenta. «En constante innovación», como explica la galerista Cristina Mato, de Ansorena, su objetivo es «la búsqueda de la paz», para lo que se inspira en la naturaleza: «Soy una vulgar imitadora de ella», se autodefine. Pero de vulgar, nada. Y ahora menos que nunca, cuando –como reconoce– se siente más libre. «He alcanzado una gran libertad. Empecé haciendo retratos, pero éstos te dejan fantasear menos. A mí me gusta mezclar la realidad con la imaginación». De ahí que ahora se centre más en la escultura y que, pese a trabajar materiales duros, su obra resulte evanescente. Y todo sin ser cursi, a pesar de ciertos recuerdos de infancia que están más cerca del mundo onírico que de lo naif. «Yo vivo soñando. Nunca bajo la persiana. Me duermo viendo las estrellas». Se nota.
Galería Ansorena, Alcalá, 52, Madrid. Hasta el 26 de mayo.