Oki Sato (34) es alto y estilizado, afable y dulce, al igual que la imagen que proyectan sus diseños. En sus manos, lo frágil y delicado cobra intensidad y fuerza; lo austero, simple y etéreo llena el espacio, y provoca emociones y un subidón de optimismo, un “ ! ”, el símbolo de Nendo, su aclamado estudio de diseño. Nació en Canadá y a los 10 años se mudó a Tokio. Desde entonces tiene alma de forastero, capaz de ver lo que nadie ve. Le entrevistamos en Milán, donde recibió para Nendo el Edida a Diseñador del Año.
¿Qué significa “!”, emblema de Nendo?
Un pequeño movimiento de emoción, felicidad, sorpresa o, incluso, tristeza. Mi trabajo es traer a las personas emociones, que pueden ser sorpresas, sonrisas... Pienso que los objetos no son importantes, lo son las historias que hay detrás de ellos.
¿Tu origen canadiense te hace ser un diseñador japonés singular?
Sí. No procedo directamente de la cultura canadiense, pero tras pasar en Canadá mis primeros 10 años, me mudé a Tokio. Por eso yo era muy diferente a los niños japoneses, era como un extranjero allí, y cosas que para todos eran muy normales, a mí me parecían especiales... En realidad esto continúa aún dentro de mí. E influye en mi trabajo. ¿Cosas sin las cuáles puedes estar?
Mi iPhone. Mi perro, una mezcla entre chihuahua y pug. Y no puedo estar sin dulces, chocolates, caramelos, helados...
¿Cuál es tu diseño favorito?
La silla Cabbage (Col) para Issey Miyake. No estaría aquí sin la influencia de él.
¿A qué diseñador admiras más?
A Issey Miyake y a Shiro Kuramata, que interpretan la tradición japonesa y el diseño japonés de modo muy moderno. Y a Naoto Fukasawa y Tokujin Yoshioka, grandes del diseño japonés, sin cuya obra, yo habría tardado 10 años más en ser Diseñador del Año.
¿El terremoto en Tokio afectó tu trabajo?
Japón cambió totalmente. Los diseñadores lo pasamos mal porque mucha gente decía que no eran momentos para el arte, el diseño, el entretenimiento, el deporte... Era difícil explicar: “estoy diseñando para hacer felices a las personas”. Sentí que tenía que continuar diseñando para dar un mensaje global de que el diseño japonés estaba OK.
¿Cómo ves el diseño español?
Los españoles son muy especiales para tratar
el color. En cambio, los japoneses tratamos la luz y la sombra. Por ejemplo, para un proyecto, los japoneses encontramos sólo un rojo y los españoles ¡cientos diferentes!