Una maleta que se mueve y sigue a su dueño; un “cepillo” dental que se introduce en la boca y limpia los dientes ¡sin manos!; una silla
hecha con chicles y otra que aumenta el tamaño de su asiento; o un sistema de construcción basado en envasar botellas de plástico al vacío... Éstas y más cosas geniales salen de una misma cabeza, la de Rodrigo García (Vitoria, 1984), un crack del diseño que
se graduó con honores en Arquitectura en la Politécnica de Madrid. “Siempre me sedujo la idea de ser inventor, pero hace 10 años no había en España estudios de diseño industrial que me motivasen, así que opté por arquitectura. Son disciplinas muy parecidas que intentan resolver problemas de distintas escalas”, nos cuenta desde Londres, donde hace un doble postgraduado en el Royal College of Art y en el Imperial College. A sus 28 años,
acapara premios: ganó la final española del concurso James Dyson Award con Hop!, la maleta que va tras su dueño como
un perrito y que funciona con el bluetooth del móvil; el galardón Gaudí con Devebere, su idea de usar basura para construir;
medalla de oro en un Mundial de Improvisación Teatral, otra
de las facetas creativas que aborda con brillantez... ¡Chapeau!
En la imagen, el proyecto Devebere, un sistema constructivo hecho con botellas envasadas al vacío, que se exhibió en La Bienal de Venecia. Con éste, ganó el Premio Gaudí 2012.