Flechazo vintage
Exquisitos gourmets de la alta decoración, la pareja de anticuarios Horacio Portuondo y Julia Muñoz Arévalo, han cocinado en su piso de París un menú “magnifique” a base de muebles antiguos, piezas de autor, arte... ¿Quién se resiste a tanta delicatessen?
Si piensas que no hay nada más idílico que vivir en uno de los barrios más chic de París, el XVI Distrito, a pocos minutos del Trocadero, de la Torre Eiffel y del Bois de Boulogne, te equivocas, hay algo mejor: vivir allí y, además, rodeado de las piezas que te apasionan y que has rastreado por mercadillos, anticuarios y ferias de medio mundo. En este sueño viven Horacio Portuondo y Julia Muñoz Arévalo. Anticuarios y enamorados de las artes decorativas del siglo XX, se instalaron en París en 2003 y abrieron una tienda con piezas de esa centuria. Horacio es hijo del anticuario bilbaíno Ramón Portuondo y ha crecido apreciando las piezas con historia. Hace 3 años, cuando esperaban a Pelayo, su primer hijo, encontraron este piso en un edificio años 60 en la rue de Passy. Dos días antes de que naciera Félix, su segundo hijo, Horacio nos cuenta los detalles de esta aventura.
¿Esta casa es un flechazo?
Fue amor a primera vista. La encontramos por un anuncio en internet. Dos dormitorios y
90 m2. Nos eclipsó su ubicación y la buena distribución de los espacios. El barrio es perfecto para vivir con niños en París.
¿Quién decora más de los dos?
Lo hacemos ambos, buscando un equilibrio entre lo práctico y lo bello, plasmando nuestro estilo y personalidad. Hemos ido poco a poco y las decisiones las tomamos en común. Cada pieza es importante y nos transmite algo.
¿La pieza más personal de cada uno?
Cada objeto y mueble tiene algo de nosotros. Las palmeras francesas de latón años 60 son
el sello de Julia; y el mío es el trofeo francés de íbix en bronce
de Dickran, de 1970. Las lámparas de metacrilato con inclusiones
tienen los materiales de cada uno: la de Julia, el coral; y mía, la pirita.
Sin duda, seréis fetichistas. Confesadnos aquí un fetiche.
La escultura del skyline de Nueva York en pórfido que compramos en un anticuario de Brooklyn. Es muy especial para nosotros.
¿Los colores rinden pleitesía a los muebles?
Sí, no tocamos
el color de las paredes porque combina muy bien con todo. En cuanto a los muebles, nos decantamos por lo que defendemos y transmitimos a nuestros seguidores: las lacas y metales de los 70; el metacrilato y la resina de los 80, y las lámparas de los 50.
¿Algo que bajo ningún concepto entraría en vuestra casa?
Nunca pondríamos reediciones “made in China”.
¿Os surtís en vuestra propia tienda?
Sí, casi todos los muebles
son de la tienda, salvo los que compramos especialmente, como el bufé marrón de Willy Rizzo. Nos encanta ir cambiando los objetos o esculturas, aunque algunos son ya irreemplazables.
¿Cómo se lleva vuestro hijo Pelayo con estas piezas?
Él viene con nosotros a todas partes, ferias, exposiciones... A sus tres años, es curioso cómo va adoptando el interés por el arte y cómo nos imita examinando las piezas con nuestros gestos. Nunca tuvimos que “esconder” nada y él ha aprendido a cuidar las cosas.
VER VÍDEO
Fíchalos 👉 Muebles de diseño a precios asequibles
Cómo conseguir un salón ordenado y lleno de paz
ELLE Decoration: una nueva era de la revista líder
Las mejores tiendas online de plantas de interior