Un château gran reserva
El arte de elaborar vino y el buen vivir marcan el día a día en este castillo francés, con bodega propia y un pasado con mucha historia.
El arte de elaborar vino y el buen vivir marcan el día a día en este castillo francés, con bodega propia y un pasado con mucha historia. ¿Brindamos?
Un castillo con historia
Érase una vez una pareja belga, Tine Claeys y Marc Verstraete, que paseaba hace seis años entre las verdes colinas del idílico pueblo francés de Assignan, cuando de repente, su Mercedes rojo del 56 les hizo toparse con el Château Castigno. Un castillo del s. XVIII con vestigios del s. XII, rodeado de viñedos centenarios, por el que sintieron un flechazo de inmediato. Después de haber viajado por todo el mundo, pensaron que éste era el lugar con el que siempre habían soñado, "el paraíso en la tierra", en sus propias palabras. Aún así, antes de comprarlo, tuvieron que regresar hasta en tres ocasiones para tomar la decisión. "Teníamos claro que queríamos irnos de Bélgica. Marc y yo habíamos pasado los últimos diez años trabajando, llevábamos una vida muy intensa y necesitábamos un break. Como buenos amantes del vino, pensamos que sería excitante montar nuestra propia bodega aquí", explica Tine.
La reforma, el sueño de sus propietarios
El reacondicionamiento del terreno y la restauración del edificio llevaron cuatro años pero, como en los mejores cuentos, hubo final feliz. La mano creativa de Tine -estilista de profesión- fue la encargada de vestir sus interiores majestuosos, y lo hizo recurriendo a su tono preferido: el rojo con tintes morados. Un homenaje en toda regla al mundo enológico en el que ahora están inmersos (han desarrollado 11 variedades de uva diferentes y tienen una producción anual de 80.000 botellas). "Ésta es la gama de color que he utilizado a lo largo de mi vida y, curiosamente, guarda similitudes con la cultura del vino", cuenta Tine, que ha convertido el salón en su workshop particular, con cuadros de artistas de renombre internacional y piezas contemporáneas. "Todo lo que se ve ha sido concebido con atención al detalle, mediante la combinación de elementos que nos han llegado al alma", añade. Entre ellos, la naturaleza exterior, que funciona como musa inspiradora y obra de arte a la vez: "Los campos de amapolas y de tomillo son como pinturas vivas, que quedan enmarcadas por las ventanas", relata emocionada. Sin duda, la clásica frase "y vivieron felices" pone el broche de oro a esta historia, aunque hayan sustituido las perdices por una buena copa de (su) vino. Algo que desean "compartir con el mayor número de personas posible", apuntan, y que les ha llevado a convertir una parte del castillo en hotel. Y colorín, colorado... •
Amor a primera vista
La terraza, con infinity pool, ofrece una espectacular visión del valle y las colinas del pueblo de Assignan, uno de los atractivos que enamoró a Marc y Tine. Tumbonas moradas, modelo Cove, de Paola Lenti; butacas y mesitas rosas, ambas de Fermob. Al fondo, mesa y sillas rojas, modelo Frilly, de Kartell, y futbolín, de RS.
Perfectos anfitriones
Un perro alado en color amarillo, modelo Lost Dog, del artista francés Aurèle, y el retrato de un torero pintado por Christian Gaillard, dan una original bienvenida a la entrada de Château Castigno. La majestuosa araña de cristal es un modelo antiguo procedente de Bélgica.
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