Quedarse en blanco
El artista Pierre Pozzi transforma su piso valenciano en un lugar lleno de magia en 3D.
Armado de papel y tijeras, el artista Pierre Pozzi transforma su piso valenciano en un lugar lleno de magia en 3D. Pura inspiración arty.
Pierre con sus lámparas de papel maché
Si alguna vez has tenido la fantasía de vivir en el interior de una instalación artística, echa un vistazo a la casa en Valencia del artista francés Pierre Pozzi. En cierta medida, éste fue su modus vivendi al decorar su piso del emblemático barrio de L'Eixample, con sus extravagantes murales tridimensionales y sus esculturas, todos realizados en papel que él mismo corta, tritura, compacta, encola, pinta, tiñe... Aquí durante años sus compañeros de piso han sido una esponjosa "nube" que se descuelga del techo, coloristas lunares en el pasillo, una caprichosa cascada de pétalos de papel detrás de su cama, o un sinfín de flecos que envuelven el comedor desde las paredes, evocando los alegres vestidos de las flappers de los "locos años 20". Y también, por supuesto, sus esculturas, lámparas, mesas... la mayoría en un relajante color blanco y hechas en papel, material que ha dado fama este artista francés, hijo de italianos, y que cuenta entre sus clientes a firmas como Donna Karan, Karl Lagerfeld, Cartier, Louis Vuitton, entre otras.
Hace seis años recaló en Valencia en busca de paz y huyendo del agitado lifestyle de París, y encontró en L'Eixample valenciano esta vivienda de 185 m2 en un bloque construido por una cooperativa en los años 50. Fue verlo y enamorarse de sus elementos originales, como el artesonado en el recibidor, las baldosas cerámicas oscuras del suelo y también los blancos azulejos de la cocina, colocados de manera irregular, imperfección que adora. Decidió quedarse a vivir allí y fue, poquito a poco, poblando la casa con sus propias criaturas handmade, sus objetos fetiches y también muebles contemporáneos en un personal popurrí. El resultado: un espacio sereno y carismático donde el blanco atrae la calma y refleja la luz mediterránea. Y es un fiel reflejo de su creativa personalidad. Una de las primeras cosas que Pierre hizo al entrar a vivir fue eliminar el material Artex que cubría una pared del salón y, al quedar a la vista el enlucido de yeso, descubrió que le encantaba su verdadero aspecto, de modo que decidió conservarlo, sellándolo sólo con un barniz claro. Una buena elección, ya que la apariencia tosca y un punto decadente de esta pared contrastaba maravillosamente con las refinadas piezas de papel, cerámica y madera, tanto de cosecha propia como también firmadas por otros artistas contemporáneos reconocidos.
Con una distribución en forma de "U", la
casa cuenta con dos largos pasillos, un comedor, un salón, una cocina,
dos dormitorios, dos cuartos de baño, un vestidor, además de una terraza
y cuatro balcones. En todo el espacio, destacan dos golpes de efecto:
uno, el mural del comedor hecho de flecos de papel,
cada uno de 2 mm de ancho y 20 cm de alto, que Pierre estuvo cortando a
mano durante tres semanas con una técnica que él llama froufrou; y dos,
el mural del dormitorio con lenguas de papel, que también recuerdan los
tejados de los cuentos, y que le llevó un par de semanas de minucioso,
pero gratificante, trabajo. A pesar de su laborioso diseño, el resultado
es sutil y simple, gracias a que la materia prima es papel blanco. "Me
gusta la fragilidad y delicadeza del papel", afirma el artista. Al
decorar esta casa, uno de sus objetivos declarados era el de encantar a
todos sus invitados. "Adoro ver las expresiones de gusto de quienes
visitan mi casa por primera vez", señala.
Escultura de papel
Una escultura de papel en forma de nube anuncia que en esta casa nos esperan sorpresas. Aplicando pintura de color sobre las paredes blancas, Pozzi creó "parches" de formas orgánicas, que contrastan con el rectilíneo artesonado del techo. Éste es uno de los elementos que le fascinó la primera vez que vio el piso.
Patas metálicas envueltas con tiras de cartón
Envuelto en los flecos del mural, el comedor está equipado con una mesa que también ha hecho Pozzi, con patas metálicas que envolvió con tiras de cartón. Esta pieza está rodeada por sillas muy dispares: Olly Tango, de Starck para Driade; la Frida 752, de Pedrali, y otras metálicas, de Habitat, inspiradas en la Tolix. Cuencos de madera del artista Ernest Gamperl.
Mesita auxiliar en azul
Très chic. El enlucido de yeso a la vista es el telón de fondo de graciosas piezas creadas por Pozzi, como las mesitas auxiliares. Una de ellas, en color azul y equipada con ruedas, exhibe esculturas del artista. A cada lado, dos sofás de Ikea vestidos con cojines teñidos por él. A la derecha, junto al candelabro de Habitat, una pieza de la serie Trio, de Limoceramics, decorada por Laura Castelló.
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