Una (estupenda) casona de 1.500
En ocasiones las casas se parecen curiosamente a sus dueños, es el caso de Chiara Rusconi que ha llenado de arte y diseño esta hacienda del siglo XVI, heredada de generación en generación.
Siempre he estado aquí, se sincera Chiara Rusconi mientras nos guía a través de las habitaciones de su residencia: una antigua hacienda familiar cercana al centro de Brescia, un tranquilo pueblo al norte de Italia. La casa se parece a ella de una manera sorprendente. Chiara es una figura clave en la escena del arte y el diseño contemporáneo italiano: es cofundadora de A Pallazo Gallery, en Brescia, y también está ligada a una serie de proyectos culturales y artísticos que van desde el Audi Innovative Thinking al desarrollo de la plataforma de diseño Lollipop para Android o a programas de televisión sobre arte contemporáneo como la difusión de Sky Arte o la dirección de Antinori Art Project. Su pasión y sus actividades relacionadas con los lenguajes artísticos más vanguardistas se reflejan en el espacio donde vive por temporadas junto a su marido y sus dos hijos. Se mantienen imborrables las huellas de anteriores generaciones y lo explica: "He respetado lo que había, las capas de la historia, las influencias y contaminaciones. Tengo una conexión especial con la casa donde vivían mis abuelos antes que yo".
Las piezas de arte y diseño dictan el carácter de las antiguas habitaciones, dándoles el toque contemporáneo deseado por la galerista. La construcción ha ido viviendo diferentes etapas y se ha ido transformando desde hace tiempo, de hecho, la estructura original data de 1500 y sufrió cambios a finales de 1700. Entre 1920 y 1930, el bisabuelo de Chiara acometió una reestructuración importante, que incluyó la inclusión de elementos de estilo art nouveau, frescos y espejos ornamentales. Incluso, durante la Segunda Guerra Mundial, la casa sufrió la ocupación fascista, y se quemó parcialmente. En 1950, las habitaciones de la planta superior se dividieron en varias estancias, una partición que aún perdura en la actualidad, mientras que, en la década de 1970, es cuando se decidió cerrar el porche con grandes cristaleras. "El significado histórico de este entorno se ha puesto en valor con la inclusión de piezas contemporáneas. La coexistencia de épocas siempre me ha parecido que tiene sentido y es una opción que caracteriza también nuestro trabajo en la galería, por eso, nunca hemos querido contenedores modernos. Estamos en Italia y a los artistas les estimula trabajar en lugares llenos de recuerdos", explica Chiara. Estudió arte y arquitectura en el Politécnico de Milán y, para ella, el patrimonio cultural del que habla está destinado a avanzar, a través de sucesivas generaciones. Sus hijos, de 17 y 11 años, han vivido siempre aquí, igual que ella. Para ellos, es divertido observar el constante movimiento de obras de arte y diseño entrando y saliendo, que aprecian y sienten de forma especialmente cercana.
Pero la vitalidad de esta casa se mide principalmente por la acogida a los invitados. "Desde el principio, este lugar está concebido para alojarse con amigos y parientes. Vivimos aquí, sobre todo, en verano. Ni siquiera cambiamos la cocina, porque tal como fue concebida en origen es particularmente eficaz cuando recibimos a muchas personas. Aquí pasaremos la Navidad, nos encontramos al final de la noche, a menudo hacemos cenas de la galería y, en ocasiones, hemos organizado ¡hasta cuatro zonas de comedor! Además, continúa, las áreas dedicadas a compartir son innumerables. Incluyendo el jardín: un vestigio neogótico evocador, deliberadamente salvaje, con un paisajismo de rosas, fuente y huerta". También en ella, Chiara ha colocado piezas de arte y muebles contemporáneos, mezclándolos con elementos del pasado con extrema facilidad. ¡A su manera! •
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