Los jardines más bonitos del invierno
Descúbrelos, no son un espejismo.
Con la llegada del frío se produce una bella metamorfosis en algunos jardines, mientras que otros permanecen casi inalterables invitándonos a engañar la estación. Apuntamos los cinco que más nos seducen en el mundo.
Soñamos los jardines en el esplendor de la primavera, cuando Flora reina sobre ellos y satura sus atmósferas de color y perfume. Si pensamos que el invierno es la estación que más nos aleja de estos espacios de placer, debemos –en contra de esta tendencia– dar una oportunidad al jardín y descubrir los encantos y sorpresas que nos deparará la tríada invernal. El paso del otoño, con su revuelo cromático y la fuga de las últimas hojas, dejará el paisaje limpio y desnudo. Además, los árboles mostrarán la belleza de su ramificación y la estructura del jardín nos enseñará el dibujo subyacente bajo los límpidos y gélidos cielos invernales.
El invierno en estos lugares nos regalará momentos únicos en el ciclo anual, como el de las silentes nevadas que convierten en mágico casi cualquier espacio, embobándonos y devolviéndonos a los felices momentos de la ingenuidad. O el de la solidificación del agua, que frena y calla al jardín. El canto de los pájaros resuena libre de las cúpulas de hojas, la hojarasca cruje bajo nuestras pisadas y el viento recorre las ramas silbando entre ellas. Ejemplifica esto a las mil maravillas uno de los más soberbios jardines hispanos, el de La Granja de San Ildefonso, que nadie podrá olvidar después de verlo recién nevado bajo el azul castellano. También hay jardines tan serenos en su concepción que mantienen sus caracteres básicos inmutables a lo largo del año. Talladas sus formas en bojes o azaleas, ya estemos en Italia o Japón, se mantienen impertérritos bajo las diferentes luces, al igual que hacen sus pinos o sus encinas. Geometría o naturalismo impecablemente trazados en la italiana Villa Lante o en la japonesa Fundación Adachi, donde perdemos el sentido temporal ante un paisaje en el que la estabilidad de las formas es protagonista.
VEGETACIÓN A CUBIERTO
En la constante pretensión humana de alterar el estado de las cosas, hay que destacar la creación de los invernaderos como jardines interiores donde cantar a la eterna primavera.
Microclimas que nos permiten disfrutar de especies exóticas, floraciones perpetuas y aromas sensuales, tanto en invierno como en verano, bajo cielos de cristal y al abrigo de las inclemencias de la estación. Longwood, por ejemplo, sobresale por el tamaño de sus casas de vidrio. Un auténtico jardín de impresionantes dimensiones en una estación artificial. Pero dada la diversidad y la alternancia estacional entre los hemisferios norte y sur, en nuestro planeta siempre habrá un lugar en primavera. Y para el que en invierno quiera seguir disfrutando de los encantos del jardín en su esplendor vegetativo, quedará el hemisferio sur o las latitudes ecuatoriales, en las que se invierte el ciclo estacional o impera la ausencia de los mismos. Es el caso de Inhotim, jungla amansada en tierras brasileñas, reserva natural, colección botánica y microcosmos jardinero, que mantiene la lujuria de lo verde en diálogo con el arte contemporáneo a lo largo de todo el año. Cinco jardines que nos muestran las diferentes caras del invierno y nos invitan a no olvidar a los hijos del Edén ni en la tríada invernal.
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